
El ludita de pro no conoce horario ni fecha en el calendario, valga el ripio. Los luditas siempre desconfían de cualquier avance científicio o tecnológico, simplemente porque éste constituye un cambio, y a los luditas no les gustan los cambios.
Los luditas que destrozaban telares en la Revolución Industrial lo hicieron para no perder sus puestos de trabajo, los que renegaron de la imprenta lo hicieron por miedo a que se banalizara la literatura, y los actuales quimiofóbicos recelan de los avances médicos porque creen que lo natural siempre es mejor que lo artificial.
Sin embargo, el transcurrir del tiempo acostumbra a quitar la razón a los luditas, sobre todo a los más agoreros y apocalípticos. El ludita, entonces, se adapta a la nueva realidad y fija su crítica en otra realidad que está por venir, de forma sistemática.
A continuación, algunos ejemplos realmente chocantes, en los que luditas compusieron toda clase de advertencias sobre los motores, el teléfono y otros elementos que hoy en día todo el mundo emplea, incluso los luditas.
El tren rapidísimo
Afortunadamente, a pesar del miedo a las "altas velocidades", la gente, cada vez más, empezó a disfrutar del hecho de desplazarse hacia otros lugares, hasta el punto de que la primera agencia de viajes del mundo se fundó en 1845.
Miedo a la fuerza desatada del motor
El descubrimiento de que tratamos implica fuerzas de una naturaleza demasiado peligrosa para que encaje en ninguno de nuestros conceptos habituales.
Mucho después, en 1903, el empresario norteamericano Chauncey Depew advertía:
No ha hecho su aparición nada que pueda sobrepasar al caballo y a la calesa.
El salto conceptual a las bondades del motor, pues, tardó en llegar, a pesar incluso de que el uso de caballos para el transporte estaba causando problemas de tráfico y de orden medioambiental asombrosamente trágicos, como podéis leer más extensamente en ¿Cuál fue el medio de transporte que más problemas causó a la humanidad? (I) y (II).
El teléfono es sólo un juguete
El presidente Rutherford B. Hayes también expresó su escepticismo a propósito del invento: "Es un invento asombroso, pero ¿quién querría usar uno de ellos?"
En Inglaterra, William Preece, ingeniero consultor y posteriormente ingeniero jefe de Correos, señaló que:
Los americanos necesitan este invento, pero nosotros no. Tenemos gran cantidad de muchachos mensajeros.
La Física no tiene nada nuevo
Muy célebre es la cita del año 1900 atribuida a Lord Kelvin, que decía con demasiada seguridad: "Ahora no hay nada nuevo que descubrir en física. Todo lo que queda son mediciones cada vez más precisas."
En 1913, el físico austríaco Ernst Mach señaló: "Puedo aceptar la teoría de la relatividad tan poco como acepto la existencia de átomos y de otros dogmas por el estilo."
En biología pasaban cosas similares: 20 años antes de que Crick y Watson describieran la estructura del ADN, el biólogo J. B. S. Haldane, en su libro The Philosophy of Biology, declaró que era "inconcebible" que la herencia se transmitiera mediante una molécula.
Los ordenadores no sirven para nada
Hoy en día no podemos concebir el mundo sin la computación, e incluso hemos construido ordenadores tan gigantestos Roadrunner.
Con el advenimiento de Internet, aparecieron cientos de libros y artículos escritos por psicólogos que advertían de cómo la sociedad se alienaría ahora que ya no necesitaba salir de casa para pasar tiempo con los demás. La experiencia, sin embargo, ha demostrado justo lo contrario.