No solo debe preocuparnos la publicidad de dulces: vivir en una zona donde hay restaurantes de fast food ya es malo para ti

No solo debe preocuparnos la publicidad de dulces: vivir en una zona donde hay restaurantes de fast food ya es malo para ti
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A rebufo del anuncio de que el Gobierno prohibirá la publicidad de dulces y bebidas calóricas para niños, muchos son los que han protestado. Sin embargo, a menudo olvidamos hasta qué punto somos sensibles a nuestro entorno. Incluso cuando somos adultos presuntamente racionales.

Por ello, un nuevo estudio a nivel nacional dirigido por investigadores de la Facultad de Medicina Grossman de la NYU publicado en JAMA Network Open sugiere que vivir en vecindarios con mayor disponibilidad de establecimientos de comida rápida en todas las regiones de los Estados Unidos se asocia con un mayor riesgo posterior de desarrollar el tipo 2 diabetes.

La importancia del entorno

El estudio, que se destaca por su gran amplitud geográfica, pues utiliza datos de una cohorte de más de 4 millones de personas que viven en el 98 por ciento de los distritos censales de todo el país. Contó restaurantes de comida rápida y supermercados en relación con otros puntos de venta de comida, y es el primero, según los investigadores, en examinar esta relación en cuatro tipos distintos de vecindarios (urbano de alta densidad, urbano de baja densidad, suburbano y rural) tanto a nivel hiperlocal como a nivel nacional.

Los resultados del estudio también indicaron que la disponibilidad de más supermercados podría proteger contra el desarrollo de la diabetes tipo 2, especialmente en los barrios suburbanos y rurales.

Los individuos fueron estudiados durante una media de cinco años y medio. Durante ese tiempo, el 13,2 por ciento de la cohorte recibió un diagnóstico reciente de diabetes tipo 2. Los hombres desarrollaron DT2 con más frecuencia que las mujeres (13,6 frente a 8,2 por ciento). Los adultos negros no hispanos tuvieron la mayor incidencia (16,9 por ciento), en comparación con los blancos no hispanos (12,9 por ciento), los asiáticos e hispanos no blancos (12,8 por ciento), los nativos de Hawái y las islas del Pacífico (15 por ciento) y los nativos americanos y Indios de Alaska (14,2 por ciento).

En general, el equipo llegó a la conclusión de que el efecto del entorno alimentario sobre la incidencia de la diabetes tipo 2 variaba según el nivel de urbanización de la comunidad, pero no variaba más según la región del país.

La siguiente fase de la investigación será comprender mejor los impactos del entorno construido sobre el riesgo de diabetes por subgrupos. Planean examinar si las relaciones entre los restaurantes de comida rápida, los supermercados y los tipos de comunidades varían según el género, la raza / etnia y el nivel socioeconómico.

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