La producción de cerumen es un proceso normal en humanos y muchos otros mamíferos. Siempre debe haber una fina capa de cera cerca de la abertura del canal auditivo. Esta cera es una secreción impermeable y protectora que actúa para humedecer la piel del canal auditivo externo y funciona como un mecanismo de protección para prevenir infecciones, proporcionando una barrera para los insectos, las bacterias y el agua .
El oído es autolimpiante y realiza mejor su función sin interrupciones. Sin embargo, cualquier cosa que bloquee la progresión normal del cerumen que se mueve hacia el exterior puede causar problemas. Como es el caso del uso prolongado de auriculares internos.
Diferencias entre los auriculares
En la mayoría de los casos, la mejor forma de controlar el cerumen es dejarlo en paz. No se recomienda utilizar bastoncillos de algodón con frecuencia, ya que ello puede hacer que el cerumen vuelva a entrar en el canal auditivo.
El uso normal de entre auriculares intraurales (también llamados in-ear y «de botón») no suele causar problemas. Pero el uso prolongado de los auriculares, por ejemplo, si los dejas puestos todo el día, podría:
- Comprimir la cera, haciéndola menos fluida y más difícil para el cuerpo expulsarla naturalmente.
- Impactar el flujo de aire y evitar que la cera húmeda se seque. Cuando el cerumen conserva su pegajosidad durante períodos prolongados de tiempo, fomenta la acumulación
- Atrapan el sudor y la humedad en los oídos, haciéndolos más propensos a las infecciones bacterianas y fúngicas.
- Crear una barrera para la expulsión natural del cerumen, que termina estimulando las glándulas secretoras y aumentando la producción de cerumen
- Reducir la higiene del oído en general, si las almohadillas de los auriculares no se limpian correctamente o si están contaminadas con bacterias o agentes infecciosos.
- Dañar tu audición si el volumen está demasiado alto.