Populismo autoritario VS Ilustración: el gran problema del siglo XXI

Populismo autoritario VS Ilustración: el gran problema del siglo XXI
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La Ilustración fue un movimiento impreciso y jalonado de matices que, sin embargo, tenía una dirección más o menos definida hacia un objeto: reducir ciertos elementos de la naturaleza humana que han sido siempre un lastre para su progreso: el tribalismo, el autoriatarismo, la demonización, el pensamiento de suma cero o prestar más atención a los datos y las pruebas que a las opiniones.

Los pensadores de la Ilustración sostenían que el conocimiento humano podía combatir la ignorancia, la superstición y la tiranía para construir un mundo mejor. Propició la Revolución Industrial y una serie de instituciones que nos catapultarían como especie al mayor progreso jamás producido en la historia. Su mayor enemigo, sin embargo, asoma ahora el hocico, sobre todo en el siglo XXI, y no es otro que el populismo autoritario.

Caracteristicas del populismo

En la segunda mitad del siglo XVIII, pese a que más del 70 % de los europeos eran analfabetos, la intelectualidad y los grupos sociales más relevantes descubrieron el papel que podría desempeñar la razón, íntimamente unida a las leyes sencillas y naturales, en la transformación y mejora de todos los aspectos de la vida humana. Por ello la élite de esta época sentía enormes deseos de aprender y de enseñar lo aprendido, siendo fundamental la labor desarrollada por Diderot y D'Alembert cuando publicaron la Encyclopédie raisonée des Sciences et des Arts entre 1751 y 1765.

Los ilustrados exaltaron la capacidad de la razón laica para descubrir las leyes naturales y la tomaron como guía en sus análisis e investigaciones científicas. Con el advenimiento del mayo del 68 y otros movimientos sociales producto de las dos guerras mundiales, sin embargo, se institó la idea de que el progreso no era tan bueno como se prometía, y se volvió la vista hacia atrás, naciendo así el posmodernismo.

El populismo es uno de los hijos de este posmodernismo. En síntesis, el populismo tiene los siguientes rasgos, extraidos del libro En defensa de la Ilustración, de Steven Pinker:

  • Se centra más en la tribu que en el individuo, por eso desatiende a determinadas minorías (no a las minorías que se han señalado como tales, sino a las que no se consideran como tal).
  • Se denigra a las élites y a los expertos, porque no reconoce que el conocimiento es la clave para gestionar el mercado de las ideas, garantizar la libertad de expresión, la diversidad de opiniones y la verificación de los datos de las afirmaciones interesadas. De hecho, ni siquiera reconoce que exista un conocimiento más valioso (por contrastado) que otro, sino que todas las opiniones sin igualmente válidas.
  • Valora un líder fuerte, así que ignora las limitaciones de la naturaleza humana y desdeña las instituciones regidas por normas y los controles institucionales que limitan el poder de los imperfectos actores humanos.
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Retrato de cuerpo entero de Jovellanos, pintado por Francisco de Goya y Lucientes en 1798, considerado uno de los más emblemáticos personajes de la Ilustración española.

Al leer esta lista de corrido probablemente estáis pensando en algún partido político. Algunos de derechas, otros de izquierdas. Pero no importa hacia donde se escore vuestra ideología: el populismo se presenta en versiones de izquierdas y de derechas. Según Pinker, ambos bandos:

Comparten una teoría popular de la economía como competición de suma cero: entre clases económicas en el caso de la izquierda, entre naciones y grupos étnicos en el caso de la derecha. Los problemas no se ven como retos que resultan inevitables en un universo indiferente, sino como los propósitos malévolos de élites, minorías o extranjeros insidiosos. En cuanto al progreso, olvidémonos de él: el populismo mira hacia atrás a una época en la que la nación era étnicamente homogénea, prevalecían los valores culturales y religiosos ortodoxos, y las economías eran impulsadas por la agricultura y las manufacturas, que producían bienes tangibles para el consumo local y para la exportación.

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