El coste creciente de los medicamentos no se debe solo a la dificultad en desarrollarlos

El coste creciente de los medicamentos no se debe solo a la dificultad en desarrollarlos
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El precio de muchos medicamentos es tan elevado, y cada vez más, que eso puede poner en riesgo los sistemas de salud pública. Además, el sistema actual desincentiva la investigación en medicamentos necesarios pero poco rentables.

A menudo se aduce que el alto coste de los medicamentos se debe, fundamentalmente, a lo dificultoso que resulta desarrollarlos. Sin embargo, las cosas no son tan sencillas.

Opacidad

El coste de I+D de un nuevo medicamento supera los 2.500 millones de dólares (unos 2.130 millones de euros), un proceso que se prolonga entre 12 y 14 años. Sin embargo, el coste de desarrollar un medicamento concreto suele ser opaco y difícilmente contrastable, tal y como sugiere un estudio publicado en JAMA Internal Medicine en el año 2017.

En el estudio se analizaba medicamentos contra el cáncer, y se observaba que el coste de desarrollo de las moléculas estudiadas estaba por debajo de la mitad de los cálculos habitualmente presentados por la industria farmacéutica. Sin contar que lo beneficios obtenidos en los primeros años tras la comercialización de estos medicamentos ya hacían rentable el medicamento.

Tal y como abunda en ello Javier Padilla en su libro ¿A quién vamos a dejar morir?:

A este respecto, recientemente, la OMS ha aprobado una iniciativa para mejorar la transparencia en el proceso de investigación de medicamentos, aunque finalmente rebajaron las expectativas iniciales en relación con la estandarización y publicación pormenorizada de los costes de investigación de medicamentos.

Además de todo esto, tiene lugar una suerte de parasitación público-privada, en la que empresas privadas se aprovechan de la investigación en el ámbito público para patentar y explotar los medicamentos en régimen de monopolio:

(...) la iniciativa pública estuvo presente de forma fundamental e indispensable en el desarrollo de medicamentos posteriormente muy caros y rentables (sofosbuvir, infliximab, abiraterona) sin que ello supusiera la introducción de criterios de interés público en la fijación de precios y en su comercialización de modo que se asegurara que el conocimiento generado con fondos públicos se tradujera en una mayor facilidad para el acceso a esos medicamentos por parte de la población que los necesitara.

Estos temas tendrán que tenerse en cuenta a la hora de abordar lo que se nos viene encima: el progresivo envejecimiento de la población y la cronicidad de las enfermedades en las sociedades más desarrolladas están abriendo el camino a un escenario de crecimiento del gasto sanitario en el medio y largo plazo.

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