Libros que nos inspiran: 'La masa enfurecida' de Douglas Murray

Libros que nos inspiran: 'La masa enfurecida' de Douglas Murray
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Aunque sea inconscientemente, todos estamos cruzados de sesgos racistas, clasistas, sexistas, tribalistas... es inevitable, en mayor o menor medida.

Afortunadamente, cada vez parece que lo somos menos, aunque las redes sociales estén amplificando algunos de estos sesgos mediante sus algoritmos y los medios de comunicación estén exagerando otros. La masa enfurecida, de Douglas Murray, sugiere que los movimientos sociales, por el contrario, se están radicalizando a pesar de todo.

Social Justice Warrior

Mujeres, transesexuales, negros... diversos colectivos históricamente discriminados han luchado por recibir el mismo trato que el resto de las personas. Sin embargo, una vez logrado la conquista de que jurídicamente sean iguales ante la ley, ahora los activistas pretenden que también en nuestra vida diaria, en nuestras interacciones personales, también tratemos por igual a todas las personas. Incluso nos gusten por igual.

La masa enfurecida: Cómo las políticas de identidad llevaron al mundo a la locura (ATALAYA)

Eso parece una entelequia, porque siempre que acabemos con una discriminación pueden nacer otras tantas. Pero el problema que denuncia Murray no reside en ese punto, sino en algo más delicado:

Cada día alguien nuevo clama que algo le ha ofendido: un cartel que cosifica, una conferencia que debe ser censurada, una palabra que degrada. Vivimos en la tiranía de la corrección política, en un mundo sin género, ni razas ni sexo y en el que proliferan las personas que se confiesan víctimas de algo (el heteropatriarcado, la bifobia o el racismo). Ser víctima es ya una aspiración, una etiqueta que nos eleva moralmente y que nos ahorra tener que argumentar nada.

En definitiva, un libro valiente, casi suicida, muy bien escrito, correctamente argumentado y lleno de ejemplos que nos harán abrir la boca por la estupefacción. Un libro necesario, también, porque solo a través de la crítica, incluso de las ideas que nos parecen más intocables, podemos progresar como sociedad.

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