La superficie de la Tierra no deja de moverse

La superficie de la Tierra no deja de moverse
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Hace 300 millones de años, toda la tierra firme se concentraba en un único continente, Pangea, que progresivamente fue separándose. La escisión de la tierra firme llevó mucho tiempo, y no empezó a tener el aspecto que actualmente tiene en un mapamundi hasta ahce apenas 50 millones de años.

Sin embargo, este movimiento continúa produciéndose, hasta el punto de que la costa en la que, en 1620, desembarcaron los peregrinos del Mayflower, en Plymouth Rock, hoy en día se encuentra a 15 metros más al oeste de lo que se encontraba entonces.

Todo se separa y se une: también las especies

En 1910, mientras examinaba detenidamente un atlas, Alfred Wegener se preguntó si las siluetas de los continentes encajaban entre sí por pura coincidencia. Tiempo después formaría con ellas un único «supercontinente primordial» al que llamó Pangea («toda la Tierra», en griego). En 1915, publicó sus conclusiones en El origen de los continentes y los océanos.

Su teoría fue rechazada en su tiempo, pero dio lugar a la hoy aceptada teoría de la deriva continental, gracias al desarrollo de la tectónica de placas. En síntesis, la deriva continental es el desplazamiento lento y continuo de las masas continentales.

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Alfred Wegener también descubrió otro indicio sorprendente. En distintos continentes alejados mediante océanos, encontró fósiles de las mismas especies, es decir, habitaron ambos lugares durante el periodo de su existencia. Porque este movimiento geológico también ha propiciado que las especies cambien de país o incluso de continente. Como explica Ken Thompson en su libro ¿De dónde son los camellos?:

En resumen, la Tierra es un lugar dinámico, peligroso e impredecible. Cualquier lugar específico está expuesto en general (y, por lo común, más pronto que tarde) a alguna catástrofe geológica o climática extrema. Las especies que no se mueven, o no pueden moverse, se extinguen o, cuando menos, quedan muy diezmadas. En la lucha por la existencia, la selección natural favorece a las especies capaces de desplazarse en respuesta a un entorno cambiante, o que ya lo hicieron y, por tanto, acabaron ocupando un área de distribución más amplia.

Incluso Charles Darwin advirtió que las especies vegetales se desplazaban de unas regiones a otras, aunque su caso supuso que era a bordo de manglares, ramas que navegan solitarias por los ríos y océanos, o incluso encima de otros animales que se desplazaran, tal y como escribe en El origen de las especies:

Teniendo en cuenta que los diversos medios de transporte mencionados, y otros varios que sin duda quedan por descubrir, han actuado año tras año a lo largo de siglos y decenas de miles de años, lo prodigioso sería, creo yo, que no se transportaran muchas plantas en abundancia.

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