¿Harías una prueba genética a un niño para saber cuán inteligente será de adulto?

¿Harías una prueba genética a un niño para saber cuán inteligente será de adulto?
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Hace alrededor de un año aún no se había logrado asociar un gen al rendimiento en una prueba de cociente intelectual. Desde entonces, se han descubierto más de 500 tienen.

Dentro de muy poco estaremos preparados para realizar pruebas de ADN a niños para pronosticar el CI que tendrán, incluso la probabilidad que obtengan un doctorado. Ahora mismo ya se está realizado un estudio a largo plazo de 13.000 pares de británicos gemelos para lograrlo. Pero ¿es buena idea saber algo así?

Según explica Antonio Regalado en MIT Technology Review: varios servicios online, como GenePlaza y DNA Land, han comenzado a ofrecer la posibilidad de cuantificar el CI genético de una muestra de saliva. Es decir, que el interés y la demanda existen.

Esta clase de pruebas de ADN pueden usarse para evaluar las perspectivas académicas de los niños, orientarles a una mejor educación... pero también, si observamos que sencillamente no son tan compententes como debieran, quizá para desalentar una posible carrera académica. A estilo Gattaca.

Las habilidades en matemáticas, razonamiento espacial o capacidad verbal es lo que evalúan estas pruebas, pero también salud, esperanza de vida o felicidad. Todos son rasgos heredables en algo más que el 50%. El resto depende de la educación, la alimentación y el estilo de vida.

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Robert Plomin, un genetista del comportamiento, y otros creen quizá con demasiado optimismo que las pruebas genéticas serán lo suficientemente fiables para predecir nuestras habilidades, incluso en ámbitos tan poco definidos como la inteligencia. Otros investigadores, por el contrario, consideran que eso no podrá ocurrir, al menos a corto plazo. Básicamente porque si solo se predicen los genes pero no el ambiente, entonces la predicción es demasiado imprecisa.

Si nuestro CI figurara en una pequeña pantalla situada en nuestra frente, a la vista de todos, el mundo sería un lugar profundamente injusto. Porque una cifra no es capaz de evaluar todas las dimensiones de la inteligencia, ni de los rasgos asociados que nos empujan a ser competentes en las diferentes áreas de nuestra vida.

Eso no significa que el CI sea una medida completamente arbitraria. Tal y como han analizado cientos de investigadores, como Arthur Robert Jensen (The G Factor), Robin Karr-Morse (Ghosts from the Nursery) o Dean H. Hamer (Living with Our Genes), las puntuaciones CI obtenidas en la infancia predicen bastante bien el CI adulto, y mostrar habilidad en resolver un tipo de destreza intelectual también significa por lo general que se mostrará destreza intelectual en otros campos. Por si fuera poco, el CI es heredable en gran parte, sobre todo del CI de la madre. El CI suele indicar, también, buen desarrollo en la escuela y ámbitos afines, pero no necesariamente fuera de ellos.

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