Singularidades extraordinarias de animales ordinarios (II): el ácaro

Singularidades extraordinarias de animales ordinarios (II): el ácaro
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El artículo anterior de Singularidades extraordinarias de animales ordinarios estaba dedicado a la abeja, así que es justo que el segundo lo dedique al ácaro, un miembro diminuto de la familia de las arañas que comparte muchas conexiones con las abejas.

-Por ejemplo, el ácaro de la especie Varroa destructor estuvo a punto de extinguir del mundo a las abejas, y ya advertimos en el artículo anterior lo peligroso que sería eso para la agricultura del planeta y, en consecuencia, para la supervivencia del ser humano.

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-Por otro lado, hay ácaros tan pequeños (de momento se han identificado 48.000 especies, aunque probablemente haya 10 veces más) que algunos pueden crear una familia en la tráquea de una abeja. Y es que en sólo 900 metros de selva puede existir un millón de ácaros de más de 200 especies.

-Pero no hace falta que pensemos en selva. Ahora mismo, mientras lees este artículo, una criatura con mandíbulas con forma de aguja se están dando un banquete con la grasa que segregan las glándulas sebáceas de la base de vuestras pestañas. Con forma de cepillo de diente rechoncho, el ácaro de los poros (Demodex folliculorum) posee un sistema digestivo tan eficaz que no produce desechos.

-Pero no todos son así de limpios. De hecho basta con echar un vistazo al polvo que os rodea en casa. Si aspiráis vuestra habitación y cogéis media cucharadita del polvo de la bolsa, entonces ahí lo tenéis: 1.000 ácaros y 150.000 bolitas de sus excrementos.

-Pero no tengáis manía al ácaro de polvo. El ácaro del polvo es nuestro amigo. Si bien puede agravar el asma, lo cierto es que se alimenta muy eficientemente de las escamas de piel que desprende el cuerpo humano. Tened en cuenta que un adulto produce al año tantas escamas como para llenar un paquete pequeño de harina. Gracias al ácaro del polvo, el ambiente está más limpio.

-Además, eliminarlos es una utopía. Si pasáis demasiado la aspiradora lo que haréis es llevaros a su principal depredador, el ácaro Cheyletus, que es más grande, y que mantiene estable la población de ácaros del polvo.

-Porque los propios ácaros tienen ácaros. Y entre ellos se mantienen a raya, como bandas chungas del Bronx. Por ejemplo, en 2001, el ácaro verde que diezmó la cosecha de mandioca en África fue contenido finalmente gracias a la llegada de un ácaro predatorio desde Brasil. Recordadlo la próxima vez que estornudéis.

Vía | El pequeño libro de la ignorancia (animal) de John Lloyd

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