
Uno de los dos equipos está formado por los investigadores Andrew Rivkin, de la Universidad Johns Hopkins, y Joshua Emery, de la Universidad de Tennessee. Para detectar la presencia de agua usaron un telescopio infrarrojo del observatorio estadounidense de Mauna Kena, en Hawai, que les permitió inferir la existencia de una fina capa de hielo mezclada con material carbonoso, y extendida por toda la superficie.
El segundo equipo, en el que ha participado el astrofísico español Javier Licandro (del Instituto de Astrofísica de Canarias y la Universidad de la Laguna), y liderado por el científico Humberto Campins (de la Universidad de Florida Central, EEUU), ha llegado a idéntica conclusión.
El asteroide 24 Themis, es uno de los más grandes del cinturón principal de asteroides (situado entre las órbitas de Marte y Júpiter) y fue descubierto en 1853 por el astrónomo italiano Annibale de Gasparis.
Y es que en la capa de hielo del Themis también hay isótopos de deuterio (o hidrógeno pesado), moléculas presentes también en el agua de los océanos terrestres. Así que estamos tal vez hablando del inicio de la vida, de panspermia.
Además, el Cinturón de Asteroides está ubicado a medio camino entre las órbitas de los planetas Marte y Júpiter, y ello, según los expertos, implica que cabe replantearse la distancia mínima a la que un cuerpo celeste debe estar respecto al Sol para poder albergar agua o hielo. ¿Cómo es posible que el hielo del asteroide no se haya evaporado, a pesar de su cercanía al Sol?
Vía | Libertad Digital Ciencia