¿Cómo sería la vida sin "ella"?

¿Cómo sería la vida sin "ella"?
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No os confundáis, esto no es un post sobre “Cómo llevar una ruptura sentimental”, aunque sí lo sería si vuestro amante fuese la Luna.

La luna, Reina de los Cielos, inspiración de poetas, locos y románticos, único satélite natural de la Tierra y el mayor del Sistema Solar en relación con el tamaño de su planeta (1/4 del diámetro de la Tierra y 1/81 de su masa).

Un vistazo a…
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Si desapareciese, ¿lo notaríamos en algo?

De repente, algunos pensaríamos en la manera en que dividen el año judíos y musulmanes, pero hay causas peores.

No habría mareas. Como ya sabemos, la Luna produce un efecto físico en la Tierra que la convierte en la causante de las subidas y bajadas de las mareas. La atracción gravitatoria de la Luna ejercida sobre la Tierra produce una deformación sobre nuestro planeta, lo “estira” en aquellos lugares donde la atracción es más fuerte (dándole aspecto ovoide), fenómeno que se denomina “gradiente gravitatorio”.

Como la Tierra es sólida, esta deformación afecta de forma más significativa a las aguas, creando un ligero movimiento en dirección a la Luna y también un movimiento en dirección contraria; esto es lo que genera el efecto que hace que las aguas suban y bajen dos veces al día.

Además de las mareas, la Luna se encarga de mantener estable el clima de nuestro planeta. El efecto gravitatorio de la Luna mantiene constante el grado de inclinación del eje de rotación de la Tierra y esta inclinación es lo que mantiene estable el ciclo de las estaciones mientras la Tierra orbita en torno al Sol.

La inclinación de nuestros polos sería muy diferente sin la Luna, el ángulo de los mismos se vería modificado unos 90°. El grado de inclinación actual de la Tierra es de 23,5°; pero sin la fuerza gravitacional que ejerce la Luna esto variaría caóticamente, lo que traería consecuencias climáticas devastadoras para la vida en nuestro planeta.

Para ir terminando, sin la presencia de la Luna y su efecto gravitatorio sobre la Tierra, ésta daría una vuelta cada 8 horas en lugar de cada 24; un año en la Tierra estaría compuesto por 1.095 días de 8 horas cada uno. Con una velocidad de rotación tan alta como esa, los vientos serían muchísimo más potentes y violentos que los que conocemos en la actualidad, la atmósfera tendría mucho más oxígeno y el campo magnético del planeta sería tres veces más intenso.

Los efectos serían catastróficos para la vida en la Tierra, sin duda, pero (con lo sentimentales que somos a veces) la ausencia sería más grande en “las noches de blanco satén“.

Vía | Quo

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