Más de una docena de cosas que creías imposibles hace diez años (gracias a internet) 3/9

Más de una docena de cosas que creías imposibles hace diez años (gracias a internet) 3/9
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Continuamos enumerando un puñado de cosas que parecerían utopías o historias de ciencia ficción en exceso optimistas hace apenas una década, que iniciamos en la anterior entrega de esta serie de artículos. Todo gracias a las transformaciones que produce internet, tanto a nivel tecnológico, como sociológico y hasta psicológico.

Sigamos.

4. SeeClickFix

Mira, haz clic, arregla. Eso es SeeClickFix, un servicio que está enfocado a informar sobre las cosas que andan mal en el barrio o incluso determinadas calles, así sus habitantes pueden interactuar para abordar problemas como una boca de riego abierta, un cruce peligroso, etc. Lo cual también refuerza el sentimiento de convivencia de los vecinos (y se evita la fría comunicación a través de hojas de papel pegadas en la pared del ascensor, que tanto material ha aportado a Drama en el Portal).

Similar a SeeClickFix es FixMyStreet (Arregla mi calle), pero que solo funciona en el Reino Unido. Todos los informes están a disposición de la comunidad para que puedan votarse para respaldar cada una de las quejas. También existe BlockChalk, una aplicación para iPhone para que los usuarios cuelguen notas públicas etiquetadas por dirección con los datos GPS. Y es que tal y como señala Steven Johnson en su libro Futuro perfecto:

Cada vez somos más los que, sin prisa pero sin pausa, vamos llegando a la conclusión de que los principios básicos del diseño de la red pueden aplicarse a la solución de otros problemas, los problemas a los que se enfrentan los barrios, los artistas, las compañías farmacéuticas, las familias o los colegios.

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5. Educación universal y gratuita

Ambientes de Aprendizaje Autoorganizados (SOLES) es una creación del físico indio Sugata Mitra, de Nueva Delhi. Mitra quiere introducir terminales de ordenador protegidos para el robo con un banco para sentarse. Además, en SOLES colaboran grupos de abuelas reclutadas en todo Reino Unido que dedican una hora a la semana de su tiempo para hacer de tutoras de esos niños a través de Skype.

La iniciativa One Laptop per Child, creada por Nicholas Negroponte en 2005, ya opera en la edu-cación primaria de Uruguay, y desde 2010 ha enviado quince millones de portátiles a niños de Kenia, Uganda, Tanzania, Ruanda y Burundi.

Skype in the Classroom es un aula colaborativa global que permita agrupar a alumnos separados por cientos o miles de kilómetros de distancia, creando grupos de estudio, haciendo presentaciones, debatiendo entre sí, calificando conjuntamente. Collaborative Classroom, que permite a los alumnos compartir gratuitamente los mejores esquemas de lecciones. 117.000 profesores ya comparten currículos inspirados en la filosofía del código abierto.

Además ya se han consolidado Coursera, Udacity y Edx y otras tantas iniciativas donde cada alumno trabaja a su ritmo, obvia las lecciones que ya conoce, rebobina lo que no acaba de enten-der, y los contenidos se crean colaborativamente entre todos para que resulten más atractivos.

6. Ciencia colaborativa

Clickworker

Seti Home fue solo la punta del iceberg de lo que le esperaba a la ciencia creada por la colaboración entre pares. El Big Data ofrece tal cantidad de información estadística que, eliminando las correlaciones espurias, se obtienen datos que de otro modo costarían miles de millones de dólares y décadas de investigación. El diagnóstico médico a través del Big Data eliminará en breve a la mayoría de los profesionales médicos (y sus alarmantes cifras de errores diagnósticos). Tal y como advierte Jeremy Rifkin en su libro La sociedad del coste marginal cero:

La asistencia médica, que tradicionalmente ha sido una relación privada entre médico y paciente en la que el primero prescribía y el segundo obedecía con pasividad, de repente se ha convertido en una relación entre iguales y de escala lateral donde pacientes, médicos, investigadores y otros profesionales de la saludo colaboran en procomunes en red abiertos con el fin de fomentar la atención al paciente y la buena salud de la sociedad.

La NASA también lanzó el proyecto Clickworker, un experimento para evaluar hasta qué punto los voluntarios, trabajando en su tiempo libre unos pocos minutos, podían realizan análisis científicos rutinarios que llevan meses a científicos o licenciados. El resultado es que los análisis de los voluntarios tenían la misma profesionalidad que la de expertos, como explica Yochai Benkler en su libro La riqueza de las redes sociales:

Un primer estudio sobre el proyecto sugirió que, si bien algunos clickworkers llegaban a dedicarle semanas, el 37% del trabajo lo llevaron a cabo colaboradores que participaron una sola vez (…) El profesionalismo de los científicos originales fue reemplazado por una alta modularización, por la que los organizadores descompusieron una tarea amplia y compleja en pequeños módulos inde-pendientes, incorporando la redundancia y el cálculo automatizado de errores tanto involuntarios como deliberados.

En la siguiente entrada de esta serie de artículos seguiremos enumerando más de una docena de cosas que que creías imposibles hace diez años (gracias a internet).

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