Los túneles más largos del mundo

Los túneles más largos del mundo
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Construir un túnel no es baladí. No sólo constituye un hito en la ingeniería, sino una inversión de tiempo y medios descomunal (sobre todo de tiempo, como los que, como yo, sufrimos las obras del AVE).

Enfrentándose a rocas volcánicas, granito, desmoronamientos del terreno y demás defensas naturales de los intestinos de la tierra, los seres humanos han logrado horadar túneles de longitud nada despreciable. En Selkan, Japón, se halla el más extenso del mundo. Es un túnel ferroviario que une las islas niponas de Honshu y Hokkaido y que tiene 53.850 metros. De ellos, 23 kilómetros transcurren a 100 metros de profundidad bajo el lecho marino. Fue construido entre 1972 y 1983, y durante las obras 66 trabajadores perdieron la vida accidentalmente.

El segundo túnel más largo es el Eurotúnel, que une Francia y Gran Bretaña cruzando el Canal de la Mancha: 49.940 metros.

El tercero de la lista de nuevo os llevará a Japón, a Daishimizu, que con sus 22.230 metros constituye uno de los primeros túneles ferroviarios japoneses, abierto en 1982.

Uno de los túneles más largos que a la vez son más antiguos es el de Simpion, entre Suiza e Italia, que también es un túnel ferroviario (el primero realizado con martillo neumático), que se inauguró en 1906. En su construcción se invirtieron 13 años, un récord para la época.

Y si queréis transitar el túnel más largo que no sea ferroviario, entonces os tendréis que desplazar a San Gotardo, Suiza, donde existe el túnel de carretera más largo (16.322 metros), que comunica Göschenen (Suiza) con Airolo (Italia). Fue inaugurado en 1985, y durante su construcción perecieron por accidente 19 trabajadores.

¿Y un túnel para atravesar la Tierra? Desde Historias Extra-Ordinarias nos explican que sería una entelequia. Primero tendría que ser posible excavar un túnel de 12.756 Km. de longitud, que es el diámetro de la Tierra. En segundo lugar, deberíamos ignorar la fricción, la rotación terrestre y otros factores que complicarían el cálculo.

Si el atrevido individuo se dejara caer sin impulso, su velocidad iría aumentando hasta alcanzar el centro de la tierra; después de cruzarlo, iría disminuyendo hasta situarse en 0 Km./h. en el otro extremo del túnel. Tardaría en cruzarlo unos 42 minutos y, si no hubiera fricción, el viajero podría estar yendo y viniendo repetidas veces.
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