Cubiertas Vegetales (II)

Cubiertas Vegetales (II)
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La construcción de las cubiertas se hacen incorporando bajo la tierra una lámina geotextil antirraíces para evitar que filtraciones de arena puedan obstruir los drenajes, así como para impedir que las raíces de las plantas puedan dañar los elementos inferiores de la construcción.

También suelen incorporar paneles de nódulos, que poseen relieves en forma de botón donde pueden embalsar una pequeña cantidad de agua.

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De esta manera, las plantas pueden acceder a esa reserva en temporadas secas. Bajo estas láminas se ubica el aislamiento térmico (normalmente paneles rígidos) para soportar el peso de la tierra y las plantas sin deformarse y la lámina impermeabilizante del propio edificio.

Pero creo que la gran pregunta es ¿qué tipo mantenimientos son necesarios?

A priori, en climas secos y cálidos, como el mediterráneo, todos los tipos de cubiertas necesitan riego, incluso las extensivas con Sedums. No tenemos que olvidar, sin embargo, que el objetivo de las cubiertas extensivas es que se naturalicen y dependan lo menos posible de la intervención humana.

Deberemos utilizar el riego para asegurar una correcta implantación de la vegetación, reduciéndolo paulatinamente hasta el punto de que solo tengamos que aportar agua en casos de sequía extrema.

La sostenibilidad de la cubierta a largo plazo dependerá en gran medida de la correcta gestión del riego, ya que un exceso en el aporte de agua no permite a la vegetación adquirir la rusticidad necesaria para sobrevivir por sí sola y favorece la aparición de especies oportunistas, aumentando así las necesidades de mantenimiento.

Partiendo de esta base, deberemos elegir el sistema de riego automático según el tipo de cubierta y sus condicionantes particulares. Dado que las cubiertas, en general, se ven afectadas por el viento, el tipo de riego más comúnmente utilizado es el riego localizado (riego por goteo).

Éste nos permite aportar agua de forma controlada sin desplazamientos ni pérdidas. Tiene la ventaja, además, de reducir el consumo de agua.

En casos puntuales puede estar justificado el uso de sistemas de riego por aspersión o difusión, aunque con la tecnología actual podemos utilizar un riego localizado incluso en las praderas o céspedes más exigentes.

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