Un puñado de curiosidades

Un puñado de curiosidades
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Hoy es sábado, día ocioso. Así que nada mejor que agitar la coctelera y leer un puñado de hechos insólitos que nos desentumezcan las neuronas y que nos demuestren, una vez más, que la realidad puede ser mucho más excitante que la ficción.

La próxima vez que queráis dar un beso con lengua, tenedlo en cuenta: un beso puede transmitir hasta 250 virus y bacterias diferentes.

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Y hablando de saliva: las glándulas salivares pueden proyectar saliva a 170 kilómetros por hora.

No abandonemos la boca todavía: encended un cigarrillo y dad una calada; la nicotina inhalada en una bocanada de humo del tabaco produce efectos en el cerebro a los 7 segundos.

Ahora descendamos a lugares más abyectos del cuerpo. Otra boca que semeja una cloaca. Nuestro sistema excretor.

Una persona normal produce, a lo largo de su vida, alrededor de 4.000 kilos de excremento. Lo suficiente para abonar unas cuantas hectáreas de campo. Y es que las defecaciones producen tanta fascinación que hasta Moctezuma tuvo un sobrino llamado Quitlahac, que significa "lleno de excremento".

Pero aparte de excrementos, también expulsamos ventosidades. Una persona se ventosea por término medio 3.000 veces al año. Pero, afortunadamente, el 99 por 100 de las ventosidades son inodoras. En todo caso, mejor vivir a poca altura: una persona sana a nivel del mar genera una media de 15,1 ventosidades al día. A 7.000 metros de altura, la cifra se dispara hasta 129,6 emisiones gaseosas.

Y aunque el cuerpo del ser humano, con sus más y sus menos, resulta fascinante, posee 38 elementos químicos y está formado por unos 10.000.000.000.000.000.000.000.000.000 de átomos (calculado para una persona de 60 kg. de peso), también podemos fijarnos en nuestro alrededor. El universo mundo.

Un rayo puede producir 3.800 millones de kilovatios de energía eléctrica. El agua de lluvia contiene vitamina B12. El sol pierde, aunque no lo parezca, 4.500.000 toneladas de masa por segundo.

Y todo lo que nos rodea es, en efecto, extraño y desconcertante. Como en una buena novela de misterio.

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