Los 8 peores empleos de la historia: masturbador de toros, soldador hiperbárico, castrado, sepulturero de la peste...

Los 8 peores empleos de la historia: masturbador de toros, soldador hiperbárico, castrado, sepulturero de la peste...
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El trabajo te dignifica, el trabajo te pule, el trabajo te retribuye social y económicamente... sin embargo, hay empleos que resultan, a todas luces, horribles. Pero alguien tiene que hacerlos. Además, muchos de ellos están muy bien pagados. ¿Te atreverías a probar alguno en esta época de vacas flacas?

A continuación los 8 peores empleos de la historia:

1. Masturbador de toros

Este trabajo manual y contemporáneo consiste en introducir un brazo en el recto del toro para estimular la próstata. Esta actividad resulta muy común en las granjas y en algunos zoológicos. Una vez que lo obtienen, deben examinarlo para así saber si los animales se encuentran en buenas condiciones de reproducción.

2. Castrado

En Europa, allá por el siglo XVI y XVIII, muchos niños de nueve años eran castrados para que sus voces conservaran un tono agudo e interpretaran siempre canciones hermosas.En la Italia del siglo XVIII, se creaban 4 mil castrati al año. Es decir, se le extirpaban los testículos a 4 mil niños sólo para poder explotar sus voces espléndidas. Además de estar castrado, esta actividad tiene un efecto secundario muy evidente: son altos y desgarbados, tienen la espalda encorvada debido a la osteoporosis y Muchos tienen pechos grandes y fláccidos. Podéis saber más sobre este proceso en Si quieres ser muy alto, extírpate los testículos: la altura exagerada de los "castrato".

3. Sepulturero de la peste

Durante las grandes pestes europeas del siglo XIV, quienes recorrían las calles gritando "sacad vuestros muertos" enterraban a miles pero tenían un 99,9 % de posibilidades de infectarse. La Peste Negra se originó en el siglo XIV y acabó con la mitad de la población europea, se estima que 25 millones de personas perdieron la vida por esta epidemia. Como es obvio, ser esta clase de sepulturero daba yuyu, así que además de estar a un tris de palmarla debías cargar con la idea de que transmitías malos augurios o mala suerte. Podéis leer más sobre más sobre supersticiones en lugares del mundo, aquí. Por cierto, El Gran Incendio de Londres no acabó con la Gran Peste.

4. Soldador hiperbárico

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Actualmente, uno de los empleos más delicados es el de soldador hiperbárico, porque los soldadores deben trabajar bajo el agua, en lugares como plataformas petrolíferas, y deben enfrentarse a espacios reducidos, altas presiones, posibles explosiones, descargas eléctricas, tiburones e intoxicaciones por nitrógeno. Con todo, si lo vuestro es el submarismo recreativo, no podéis perderos hacerlo en Scapa Flow, entre pecios hundios, donde también podrés visitar Skara Brae, la ciudad neolítica mejor conservada del mundo.

5. Curtidor

En Europa, hasta el siglo XIX, las pieles se situaban en depósitos de cal para que no se pudriera la carne y perdiera el pelo. A continuación pasaban a depósitos con excrementos de perro para suavizar y eliminar la cal. Finalmente, las pieles tenían que ser lavadas. Si queréis tener una experiencia intensa con la cal, entonces haced un viaje a la isla de Wright.

6. Cordelero de violines

Entre los siglos XVI-XVIII, para hacer las cuerdas de los violines se debían estirar y secar intestinos de gato, para luego afinarlos correctamente.

7. Contador de salmones

Su trabajo consiste en sentarse a orillas del río con un contador electrónico y durante un periodo de ocho horas ver los salmones que pasan nadando. Cada vez que ven una de estas especies, aprietan el botón del contador para así llevar un registro. Como para acabar harto de no hacer nada.

8. Guardia del palacio de Buckingham

Otro trabajo sumamente aburrido es estar allí de pie, en la puerta del palacio de Buckinham, sin hacer absolutamente nada, siendo objeto de la mirada de miles de turistas, esperando dar un pequeño paseo de ganso cada determinado tiempo, sin sonreír, impecable, como un robot. Además, quienes hayan viajado a Londres habrán descubierto que ir a ver este espectáculo es bastante decepcionante... como también lo es el palacio en sí mismo. Si queréis saber otras cosas que me decepcionaron de Londres, podéis chafardear en Cinco cosas que no soporto de Londres.

Vía | ehow

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