
Estamos acostumbrados a la extinción de especies, incluso de ideas. Pero los colores son producto tanto de especies como de ideas y, en consecuencia, también pueden extinguirse. En otros casos, el motivo de la extinción parte del desuso, de su toxicidad, de sus ingredientes inestables o la complicación de su elaboración.
Sea como fuera, a continuación podéis conocer 5 colores que podrían desaparecer el día menos pensado (o que ya lo han hecho) o que resulta peligroso volver a fabricar:
1. Azul Chartres
Las ballenas y las focas son daltónicas. Pueden percibir el color verde, pero carecen de las premisas fisiológicas necesarias para percibir el azul. A pesar de que la mayoría de los mamíferos pueden distinguir el azul y el verde, no sucede así con los mamíferos marinos. A ellos no les importará que el azul Chartres no se elabore.
Podéis leer más sobre ello en La iglesia que irradia luz azul cobalto como si estuvieras en el Cielo.
2. Verde esmeralda
Pero la sustancia se disolvía con la humedad, y el arsénico que contenía se vaporizaba de manera imperceptible. En la década de 1860, podía leerse en el The Times de Londres: “No era infrecuente que los niños que dormían en un cuarto empapelado de ese modo murieran envenedados con arsénico.” Y según la leyenda, Napoleón murió en su casa en el exilio de Santa Elena debido a los vapores de asersénico que exudaba la pintura verde esmeralda de las paredes húmedas.
3. Bermellón y Colorante rojo #3
En el caso de otro tipo de rojo, el colorante rojo #3, el gobierno de Estados Unidos prohibió este colorante en alimentos y cosméticos en 1990 por ser cancerígeno.
El color de la ropa puede llegar a influir en la marca de los deportistas, por ejemplo. La investigación, recogida por la revista Nature, fue llevada a cabo por dos antropólogos de la Universidad de Durham: Russel Hill y Robert Barton. Después de escudriñar las estadísticas de los combates de los Juegos Olímpicos de Atenas de 2004, descubrieron que vestir de color rojo aumenta las probabilidades de ganar.
4. Amarillo indiano
Supuestamente, entre el siglo XV y el XIX, se extraía de la orina de vacas alimentadas sólo con hojas de mango. Se ha dejado de usar debido a los daños que originaba en el ganado.