Una variedad de diferentes extremismos comparten el mismo núcleo psicológico, según un nuevo estudio. No importa si hablamos de dietas extremas, deportes extremos, encaprichamientos extremos, adicciones diversas así como extremismo violento.
Son las también llamadas "religiones seculares"
Dogma y extremismo secular
El modelo psicológico de extremismo presentando se funda en el concepto de desequilibrio motivacional mediante el cual una determinada necesidad gana dominio y anula otras preocupaciones básicas.
En contraste, la moderación es el resultado de un equilibrio motivacional en el que se atienden de manera equitativa las diferentes necesidades de los individuos.
El desequilibrio del estado de necesidad tiene consecuencias motivacionales, cognitivas, conductuales, afectivas y sociales. Estos pertenecen a una variedad de diferentes extremismos que comparten el mismo núcleo psicológico: dietas extremas, deportes extremos, encaprichamientos extremos, adicciones diversas, así como extremismo violento.
Debido a que el desequilibrio motivacional es difícil de mantener, solo unas pocas personas lo hacen, lo que hace que el comportamiento extremo sea relativamente raro y, por lo tanto, desviado. Por tanto, la dinámica individual se traduce en patrones sociales en los que la mayoría de los individuos practican la moderación, mientras que el extremismo es competencia de unos pocos.
De este modo, personas que afirman no adscribirse a un movimiento religioso, pueden hacer lo propio con movimientos seculares o hasta con actividades cotidianas o ideas, empleando mecanismos psicológicos similares, como si profesaran una religión secular.
Para hacerlo, estos individuos reunen las siguientes características: el dogma, un sistema de adoctrinamiento, la prescripción de un código absoluto de conducta, enemigos designados por terceras personas y devoción a una autoridad. Por consiguiente, las religiones seculares operan llenando el hueco que la religión o autoridad religiosa ha dejado.
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