No es oro todo lo que reluce en los experimentos de Milgram: se han omitido datos no publicados

No es oro todo lo que reluce en los experimentos de Milgram: se han omitido datos no publicados
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El experimento de Milgram (1963) fue diseñado para probar la disposición de las personas a inclinarse ante la autoridad, en este caso, suprimiento su empatía y convirtiéndose en personas incluso contumaces a la hora de aplicar dolor a los demás.

A los sujetos se les hizo creer que estaban participando en un estudio sobre el aprendizaje, y se les pidió que aplicaran descargas eléctricas cada vez más potentes a otro sujeto cada vez que recibía una respuesta incorrecta durante una prueba de memoria. Sin embargo, parece que Pilgram incurrió en lo que parece un claro caso de cherry picking.

Cherrypicking

Un análisis de datos no publicados anteriormente por Milgram, quizá porque no encajaban con su hipótesis, ahora plantea serias preguntas sobre los emblemáticos experimentos de obediencia del psicólogo Stanley Milgram. Los hallazgos, que se han publicado en Social Psychology Quarterly, indican que la mayoría de los sujetos (56 %) fueron desafiantes y en algún momento se negaron a continuar administrando las descargas eléctricas, y que quienes no lo hacían quizá era porque intuían que la persona no estaba sufriendo daño de verdad (cosa que era cierta).

Quizá, los sujetos de la investigación de Milgram, al saber/intuir que era una ficción dieron rienda suelta a sus pulsiones con la seguridad de no estar haciendo daño a nadie.

Milgram Experiment El investigador (V) persuade al participante (L) para que dé lo que éste cree son descargas eléctricas dolorosas a otro sujeto (S), el cual es un actor que simula recibirlas. Muchos participantes continuaron dando descargas a pesar de las súplicas del actor para que no lo hiciesen.

Milgram, sin embargo, rechazó públicamente cualquier sugerencia de que sus sujetos pudieran haber intuido el engaño de aquellos experimentos y su trabajo enfatiza su éxito al convencer a sus voluntarios de que el experimento fue 'real'. Si bien Milgram informó sobre la cantidad de dolor que los sujetos estaban preparados para administrar, suprimió los datos que nos dan información sobre por qué las personas se comportaron de la manera en que lo hicieron.

El nuevo análisis muestra que las personas que creían que el sujeto tenía dolor tenían dos veces y media más de probabilidades de desafiar al experimentador y negarse a administrar más descargas. Se ha dscubierto así que, contrariamente a las afirmaciones de Milgram, la mayoría de los sujetos en los experimentos de obediencia eran desafiantes, y una razón importante para su negativa a continuar era evitar el dolor del otra persona, es decir: que su empatía prevalecía a su obediencia ciega.

La nueva investigación se basa en los hallazgos de un estudio anterior, que analizó grabaciones de 91 conversaciones realizadas inmediatamente después de la finalización de los experimentos. Las grabaciones mostraron que la mayoría de los sujetos obedientes justificaron continuar con el experimento porque creían que la persona no estaba siendo perjudicada realmente.

Estos nuevos datos le dan la vuelta a la narrativa tradicional sobre los experimentos de obediencia como una demostración de nuestra servil obediencia a las órdenes de las autoridades y como una explicación para eventos como el Holocausto.

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