El fenómeno online de los trolls que se identifican a sí mismos como trolls y la droga más asquerosa del mundo

El fenómeno online de los trolls que se identifican a sí mismos como trolls y la droga más asquerosa del mundo
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En el ámbito online, todos hemos tenido roces con trolls. Sin embargo, los trolls normalmente actúan como tal pero no admiten que están haciéndolo, porque precisamente ahí radica su fuerza.

Sin embargo, fenómenos como 4chan están cambiando las cosas: trolls que se vanaglorian de ser trolls, de actual como trolls, y de no asumir las mínimas reglas de la cortesía o la educación. Personas que quizá ni siquiera buscan la verdad, o si la buscan, tampoco dejan muy claro si ese es su propósito.

El caso Jenkem

Una de las personas que más ha estudiado este fenómeno es Whitney Phillips en su libro This Is Why We Can't Have Nice Things: Mapping the Relationship between Online Trolling and Mainstream Culture.

This Is Why We Can't Have Nice Things: Mapping the Relationship between Online Trolling and Mainstream Culture (The MIT Press)

En su libro, Phillips no se centra en la agresión online en general, el acoso cibernético en particular o los comentarios antagónicos online, todos de los cuales a veces se describen como trolling.

Su enfoque aquí son los trolls que se identifican activamente, y con entusiasmo, como trolls y que participan en prácticas subculturales muy concretas. Más que el trolling, lo que se cultivan es un comportamiento como el que afloró frente a la noticia del Jenkem, la considerada la droga más asquerosa del mundo.

Jenkem

El término “Jenkem” apareció por primera vez en 1998, en un artículo del New York Times que relataba las luchas de una Zambia devastada por el SIDA. Según la periodista Suzanne Daley, los niños de esta zona son tan pobres y están tan desesperados que, en busca de un subidón barato, tomaban botellas llenas de orina fermentada y materia fecal, conocidas localmente como Jenkem. Un año después, la BBC retomó la historia de las “aguas residuales sin tratar recreativas” y citó el artículo del New York Times como prueba.

Sin embargo, varias fuentes informaron que el aumento de la cobertura de los medios estadounidenses se basó en un engaño y en una investigación defectuosa de Internet. El Jenkem era periodismo basura, clickbait, asustaviejas.

Eventualmente, el Jenkem se desalojó de su contexto original y comenzó a aparecer en una serie de foros, espacios online donde los participantes anónimos o seudónimos publicaban el contenido más ofensivo posible, a menudo como un chiste. La historia reapareció en 2007, cuando un usuario de un foro llamado Totse, subió una serie de imágenes que relatan su intento de 'probar' Jenkem, incluida una imagen de una jarra de basura medio llena etiquetada con las palabras 'Jenkem'.

El siguiente hilo de finalmente llegó a / b / board de 4chan, un espacio ya infame por su base de usuarios agresivos y anónimos. A partir de ahí, la narrativa y las imágenes de Totse rápidamente comenzaron a generar múltiples iteraciones.

Esta propagación ahondaba en la mentira, o quizá se reía de ella, se regodeaba en la mala información. Nadie lo sabe. Estamos ante capas y capas de ironía y sarcamo. Y precisamente por eso es difícil luchar contra ella, porque no entendemos su metalenguaje.

Por supuesto, esto no significa que casos específicos de trolling no puedan ser políticos, o que los trolls individuales no puedan tener motivaciones políticas. Simplemente significa que los observadores externos no pueden estar seguros de si ocurre y cuándo.

l Pepe the Frog se convirtió en un símbolo de resistencia durante las protestas de Hong Kong de 2019.

Sin embargo, ya sea que los trolls envíen deliberadamente críticas políticas o culturales o no, las críticas políticas o culturales pueden extrapolarse de los comportamientos de los trolls. Tomad la historia de Jenkem. Los trolls participantes pueden haber buscado o no exponer estándares periodísticos descuidados; Independientemente, se expusieron estándares periodísticos descuidados. En otras palabras, se planteó un argumento independientemente de lo que los trolls participantes pretendían lograr.

Por ahora, basta con decir que el trolleo, o al menos una parte de él, ya no es tan simple como unas simples travesuras. Por otro lado, todos vamos a sufrir un poco de trolling, sobre todo del tradicional, así que vale la pena curarnos en salud y seguir las siguientes recomendaciones para lograr minimizar sus efectos:

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