A los pocos meses de nacer, los niños son capaces de hacer simulaciones de la realidad, pensando realidades alternativas. Es decir, imaginar qué pasará si se llevara a cabo determinada acción.
Pero también consiste en ser conscientes de que se está simulando o jugando: por ejemplo, dar de comer a un muñeco o descolgar un teléfono de juguete y recrear una conversación con otra persona que también está simulando la comunicación.
Entre los 2 y los 5 años de edad, estas simulaciones se hacen más ricas, hasta el punto de que los niños empiezan a comprender que las creencias producen emociones o que uno puede ver una cosa como realmente es o como parece que es: por ejemplo, la leche es blanca pero puede ser roja si se mira a través de papel celofán rojo.
También comprenden que las acciones pueden ser buscadas o accidentales: no es lo mismo pegar a otro niño que hacerle daño sin querer. Y lo más importante, que el engaño funciona haciendo que alguien crea algo que es falso. Tal y como lo explica Marc D. Hauser, de la Universidad de Harvard, en su libro La mente moral:
A partir de su cuarto cumpleaños, las capacidades del niño para leer la mente suben otro escalafón, manifestándose en la capacidad de entender frases como “Guillermo sabe lo que Dorita piensa acerca de sus amigos Marcos y Liliana” o “Natalia cree que Juan piensa que los buenos documentales han de ser educativos, aunque las cadenas de televisión no lo crean así”.
Los niños, a esta edad, ya pueden distinguir lo que es verdad de lo que es una falsa creencia en otra persona.
Por ejemplo, si enseñamos una bolsa de caramelos M&M a un niño y le preguntamos qué hay dentro, responderá que hay caramelos M&M. A continuación, abrimos la bolsa y le mostramos al niño que hemos sustituido los caramelos por lápices. Le preguntamos al niño entonces qué es lo que dirá su madre, que está esperando fuera de la sala, si le preguntamos qué hay en el interior de la bolsa de caramelos.
Los niños de 5 años dicen: “Caramelos M&M”, demostrando que han comprendido lo que es una creencia falsa. Los de 3 años, en cambio, dicen “Lápices”, no captando la distinción entre sus creencias actuales, las creencias que tenían antes de que el experimentador les enseña los lápices y las creencias de alguien que no estaba al corriente de la sustitución. Las creencias acerca de las creencias de otros se desatollan algún tiempo después de cumplir los 4 años.
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