La insultante incultura científica de los famosetes (y II)

La insultante incultura científica de los famosetes (y II)
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Miroslaw Orzechowski, mi­nistro de Educación de Polonia, pidió prohibir enseñar la teoría de la evolución. “Es una mentira”, dijo. “Mejor sería inculcar la verdad de la creación, que no ha podido ser cuestionada”.

Paris Hilton manifestó su miedo a viajar al espacio, porque cree que al regresar todos sus seres queridos podrían haber muerto a causa del tiempo relativo que hubiera transcurrido: del orden de 10.000 años, según ella.

Madonna sostiene que la cábala neutraliza las radiaciones.

Victoria Beckham confunde la astronomía con la astrología: “Me interesa mucho la astronomía, como a todos los aries”.

John McCain y Barack Obama manifestaron publicamente que existe una relación entre la vacuna triple vírica y el autismo. Varios expertos les enviaron 14 estudios sobre el tema para que se desdijeran.

El gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, también fue tachado de alarmista cuando pidió prohibir los ftalatos, compuestos químicos presentes en algunos juguetes. “Están amenazando la salud de nuestros hijos y pueden tener graves consecuencias para su desarrollo físico”. El químico Peter Guengerich, le tuvo que aclarar que, aunque algún tipo de ftalatos puede ser nocivo, los que se usan industrialmente son inocuos, tal y como demostraron varias investigaciones, entre ellas la realizada en 2006 por la Oficina Química Europea. “Los ftalatos se utilizan hasta para fabricar material médico, como los catéteres.”

La neumática Pamela Anderson: “No es la contaminación lo que daña nuestro ambiente. Son impurezas que hay en el agua y en el aire las que lo hacen”.

Demi Moore confesó en una entevista de David Letterman que sigue un tratamiento con sanguijuelas: “Te desintoxican por dentro, por una enzima que vuelcan en tu sangre. Pero no sirve cualquier sanguijuela. Tienen que estar médicamente entrenadas.”

En 2007, la modelo Heather Mills (ex mujer de Paul McCartney), en una intervención realizada en 2007 en Hyde Park (Londres), propuso beber leche de rata para luchar contra el cambio climático. “Los animales criados para lácteos son una de las grandes amenazas para el medio ambiente”, dijo. “Debemos beber leche de rata. Y a quien le resulte demasiado asqueroso, que pruebe con la de perros y gatos”.

La actriz Carol Alt confesó que solo comía alimentos crudos. “Al cocinar se produce la transhidrogenización de las grasas. Por eso, el cuerpo no puede leer su composición molecular y no las digiere. Eso hace que se solidifiquen y a nuestro metabolismo le cueste tanto eliminarlas”.

Y ya quedándonos en España, Ana Obregón, bióloga reconocida (por ella misma), admite que es capaz de detectar la herencia genética de su hijo simplemente fijándose en su forma de andar; y Txumari Alfaro, que se ha hecho famoso por reciclar los típicos remedios de la abuela, añadiéndole algún toque excéntrico, como el beber la orina cada mañana para lucir más saludable, asegura que comer carne nos hace déspotas y racistas: “La mala alimentación nos hace más déspotas, más tiranos, más agresivos y más racistas. El que come mucha carne o productos envasados y enlatados está tomando alimentos que no tienen vida”.

Preocupados porque el público pueda creerse sus afirmaciones pseudocientíficas, en Inglaterra se ha creado la asociación Sense About Science para combatirlas.

Su lema es muy juicioso: “Seguir algunos de los consejos de nutrición y salud de las estrellas puede ser el camino más corto al cementerio”.

Vía | Quo

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