Los parques eólicos matan más aves de lo esperado

Los parques eólicos matan más aves de lo esperado
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Los estudios de impacto ambiental que se utilizan en todo el mundo para autorizar o rechazar la instalación de parques eólicos no son fiables, según un estudio publicado en Journal of Applied Ecology.

El equipo de investigadores asegura que las estimaciones previas no coinciden con las muertes de aves registradas cuando los parques entran en funcionamiento. En España mueren al año, por este motivo, unas 400 aves.

La herramienta de evaluación del impacto de los parques es incorrecta

El investigador principal del estudio, Miguel Ferrer, de la Estación Biológica de Doñana (CSIC), asegura que, durante los últimos años, se han autorizado parques eólicos que, según los estudios previos, eran seguros, pero donde la mortalidad de aves ha resultado ser muy elevada.

De igual modo, puede haberse denegado la autorización a parques seguros.

El principal problema es que los estudios realizados hasta ahora tienen en cuenta toda la superficie del parque para hacer las estimaciones, cuando en realidad deberían hacer los cálculos para cada uno de los molinos.

Las aves no se distribuyen uniformemente por toda el área del parque, ya que sus desplazamientos dependen del terreno y de la velocidad del viento. Hemos hecho simulaciones que nos permiten ver los molinos que pueden ser peligrosos

Explica Ferrer.

El investigador asegura que en un mismo parque puede haber molinos que causen muchas muertes al lado de otros que apenas tienen impacto.

El estudio incluye también el seguimiento de un programa de vigilancia ambiental que consiste en la parada selectiva de aerogeneradores en función del peligro de cada uno.

Mediante este programa se ha logrado una reducción del 50% de la tasa de mortalidad del buitre leonado, con una disminución muy baja de la producción energética anual.

A través de este estudio, los investigadores proponen mejorar los mecanismos de evaluación para que los parques que se desarrollen en el futuro sean más seguros, además de minimizar el impacto de los que ya están instalados.

Según Ferrer, el objetivo es conseguir que la generación de energía no contaminante y la conservación de la biodiversidad sean compatibles para que molinos y aves puedan compartir el viento.

Vía | Público

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