Se hallan pistas de Gran Adria, un continente perdido que está debajo de las montañas del Mediterráneo

Se hallan pistas de Gran Adria, un continente perdido que está debajo de las montañas del Mediterráneo
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Geólogos de varios países, al investigar todas las cadenas montañosas desde España hasta Irán en detalle durante diez años, han encontrado indicios de la existencia del continente perdido de Gran Adria, un pedazo de corteza continental del tamaño de Groenlandia, que una vez se separó del norte de África, se hundió en el manto de la tierra bajo el sur de Europa.

Los únicos restos visibles de ese continente perdido son las rocas calizas que se pueden encontrar en las cadenas montañosas del sur de Europa.

Gran Adria

250 millones de años después, la historia de Gran Adria ha sido reconstruida paso a paso por un equipo de geólogos de las universidades de Utrecht, Oslo y el Instituto de Geofísica ETH, en Zúrich. Según explica el investigador principal Douwe van Hinsbergen, profesor de Tectónica Global y Paleogeografía en la Universidad de Utrecht:

La mayoría de las cadenas de montañas que investigamos se originaron en un solo continente que se separó del norte de África hace más de 200 millones de años. La única parte restante de este continente es una franja que va desde Turín a través del mar Adriático hasta el talón de la bota que forma Italia.

Gran Adria se convirtió en una entidad separada cuando se separó del supercontinente meridional de Gondwana (que comprendía lo que hoy es África, América del Sur, Australia, la Antártida, el subcontinente indio y la Península Arábiga) hace unos 240 millones de años y comenzó a moverse hacia el norte. Hace unos 140 millones de años, era una masa de tierra del tamaño de Groenlandia, en gran parte sumergida en un mar tropical, donde los sedimentos se acumulaban y lentamente se convertían en rocas.

Luego, cuando colisionó con lo que ahora es Europa entre hace 100 millones y 120 millones de años, se hizo añicos y fue empujado debajo de ese continente. Solo una fracción de las rocas del Gran Adria, raspadas en la colisión, permanecieron en la superficie de la Tierra para que los geólogos las descubrieran. Estas raspaduras son ahora los cinturones de montaña de los Apeninos, partes de los Alpes, los Balcanes, Grecia y Turquía.

Pero no ha sido fácil: el estudio tuvo que hacer frente a una complicación adicional: las rocas de Gran Adria están dispersas a lo largo de más de 30 países, que van desde una franja de la península ibérica hasta Irán. Y la región mediterránea está geológicamente entre las regiones más complejas de la Tierra.

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