¿La homosexualidad tiene un origen genético? (y II)

¿La homosexualidad tiene un origen genético? (y II)
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¿Entonces, la parte genética de la homosexualidad a qué gen en concreto se debe? El comportamiento humano complejo no puede atribuirse a un único gen sino a muchos genes sino a un factor poligénico: la variación en múltiples genes es la responsable del componente heredable del rasgo. Esto también ocurre con la orientación sexual.

Con todo, el peso de la herencia materna en la homosexualidad masculina hace que sea razonable buscar en el cromosoma X uno o más genes que podrían influir en ella.

Dean Hamer y sus colegas de los Institutos Nacionales de Salud examinaron el ADN de un grupo de gais y lesbianas que por lo menos tenían un hermano homosexual del mismo sexo, así como el de un grupo de control formado por hombres y mujeres heterosexuales. Lo hicieron analizando tramos de ADN en posiciones espaciadas de forma aproximadamente regular en todo el cromosoma X. Hallaron que una región particular de este cromosoma, la denominada Xq28, tenía una tendencia significativa a diferir entre los hombres heterosexuales y los homosexuales, pero no así en las lesbianas comparadas con las mujeres heterosexuales.

La variación genética puede que no sea suficiente para explicar todo el componente biológico de la orientación sexual. Hay que sumar los factores epigenéticos, como el estrés materno o el estado inmunológico durante el embarazo, así como los efectos hormonales derivados de la presencia de hermanos en el útero.

Cabe suponer que los hombres homosxuales tienen cerebros parecidos a las mujeres heterosexuales, y que las mujeres lesbianas tienen cerebros parecidos a los hombres hetersoexuales. Algo que trató de constatar en 1991 Simon LeVay, del Salk Institute, midiendo el volumen de núcleo hipotalámico INAH3 en muestras de tejidos post mórtem procedentes de hombres hetero y homosexuales, así como de mujeres heterosexuales.

LeVay se dio cuenta de que el volumen del INAH3 era entre 2 y 3 veces mayor en el caso de los hombres heterosexuales que en el de las mujeres heterosexuales.

El hallazgo realmente interesante fue que el volumen medio del INAH3 en los varones homosexuales eran similar al de las mujeres heterosexuales, es decir, entre dos o tres veces menor que el de los hombres heterosexuales. Estas diferencias en los núcleos hipotalámicos contiguos, que no son dimórficos desde un punto de vista sexual en personas heterosexuales, por ejemplo, el INAH 1, 2 y 4.

La comisura anterior también es amyor en las mujeres que en los hombres, y otro estudio liderado por Laura Allen y Roger Gorski, en UCLA, se dedicaron también a medir el área transversal de este fajo de axones que conectan los hemisferos derecho e izquierdo del cerebro. Los resultados fueron parecidos: los cerebros homosexuales se parecían más a los cerebos del sexo hacia el que se inclinaban.

Debemos tener en cuenta que estos estudios sólo son correlacionales, y no demuestran de ninguna manera que la orientación sexual esté determinada genéticamente. Todos los estudios fueron de cerebros muertos, y no sabemos cómo son los cerebros de las personas homosexuales cuando nacen o poco después de venir al mundo, antes de que los factores socioculturales tengan ocasión de ejercer mayor influencia. Así pues, parece claro que hay componentes genéticos y culturales en la orientación sexual, pero no se pueden establecer porcentajes aún: quedan muchos estudios por llevarse a cabo. Una falta de estudios que debería evitar que nos inclinimos hacia una u otra posición del espectro político.

Vía | El cerebro accidental de David Linden

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