Ya sabemos porqué los perros ven mejor en ambientes de poca luz, y su mala apreciación de los colores.
¿Pero hasta qué punto se diferencia su visión cromática de la nuestra? Esto tendrá que ver con el tipo de conos existentes en la retina. Como recordareis, los conos son los encargados de codificar el color que tienen los objetos de nuestro entorno.
En el caso de los humanos, hay tres tipos de conos distintos (rojo, verde y azul), por lo que podemos distinguir todo el espectro cromático. Y es ahí donde viene otra diferencia respecto a los perros, ya que estos sólo tienen dos tipos de conos, con lo que van a tener problemas a diferenciar verdes y rojos.
En la siguiente imagen se puede ver el paralelismo de colores percibidos por un perro y por un humano (lógicamente, ambos con un sistema visual sin daltonismo).
¿Pero entonces qué pasa con los perros guía cuando ven un semáforo?
Como habréis supuesto, perciben otros factores no relacionados con el color, pero que indican de la misma forma la posibilidad de cruzar la calle.
Hablamos del brillo y posición de la luz del semáforo, el tráfico existente, ver si los coches han decidido parar…
Y nos queda un último factor importante: la sensación de profundidad. Quizás hayáis escuchado alguna vez que los perros no ven en tres dimensiones, y si bien no es del todo cierto, sí que es verdad que su rango de visión tridimensional es menor que en nuestro caso.
Esto se debe a la visión binocular. O lo que es lo mismo, la zona donde vemos con los dos ojos. La prueba de su función es bien sencilla: cerrad un ojo, e intentad coger algo a cierta distancia. Veréis que os cuesta, porque tenéis restringida la percepción de la profundidad.
Pues esto les pasa a los perros en gran parte de su campo visual, debido a la separación de sus ojos, y ese precioso morro que tienen muchas de las razas, y que les impide ver con claridad ciertas zonas.
Qué vida más perra.
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