El gato de Schrödinger (II)

El gato de Schrödinger (II)
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Supongo que el enunciado del experimento mental es de sobras conocido, pero no estará de más repasarlo brevemente. Erwin Schrödinger proponía encerrar a un gatito en una jaula opaca y completamente aislada del exterior, por supuesto con aire y provisiones para sobrevivir durante todo el experimento.

Pero no todo son comodidades para el minino. El bueno de Erwin sitúa un contador geiger junto un material radiactivo. Si el contador registra la más mínima traza de radiactividad, liberará un veneno que liquidará al felino en cuestión de segundos.

Se calcula que el material radiactivo tiene una probabilidad de exactamente el 50% de producir la radiación suficiente durante el rato en que durará el experimento. Por lo tanto, clásicamente diríamos que el gato tiene una probabilidad del 50% de estar vivo al final del experimento, y otro tanto de estar muerto.

No obstante, según los principios de la mecánica cuántica, diríamos que el gato está vivo y muerto a la vez. O, mejor dicho, que está en un estado mixto, que se obtiene mezclando los dos estados clásicamente posibles.

Este tipo de estados mezcla de otros dos son típicos de la mecánica cuántica, y están más que confirmados experimentalmente en el caso de partículas subatómicas. La principal virtud del enunciado de Schrödinger es que consigue trasladar una propiedad cuántica típica del mundo de lo más pequeño (la probabilidad de decaimiento de un isótopo radiactivo), a un objeto macroscópico de la vida diaria (el gato).

En las próximas entregas vamos a intentar entender qué significa cuánticamente que un estado pueda ser mezcla de otros dos. El fenómeno que los físicos llamamos superposición de estados.

Por el momento, nos olvidaremos del gato. Si conseguimos entender el fenómeno para partículas más pequeñas; las mismas conclusiones serán válidas para un felino, por muy macroscópico que sea.

Fotos | garryknight

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