¿Puede tu abuela levantar un coche de 1.500 kg?

¿Puede tu abuela levantar un coche de 1.500 kg?
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Uno de los detalles que más me fascinaban de los dibujos animados japoneses, sobre todo los que se basaban en peleas y artes marciales (mayormente Dragon Ball), es que los personajes podían tener una determinada fuerza pero que, en momentos de mucha presión o de mucha rabia, entonces esa fuerza aumentaba. Y no parecía haber límite para ese aumento: es decir, que era importante entrenarse y hacer pesas, y todo lo demás, pero finalmente lo que te hacía ganar o perder un combate era si se te marcaba o no la vena en el cuello o en la frente. Los personajes siempre parecían tener una suerte de fuerza interior amordazada que, de liberarse, tendría consecuencias insospechadas.

En el mundo real las cosas no son así. Aunque se parecen un poco. Tanto como para que una abuela de 65 kg sea capaz de levantar un coche de 1.500 kg.

Si bien su récord mundial no fue homologado a causa de un cambio en las reglas, en noviembre de 1988 pudimos asistir a la proeza del hombre más fuerte del mundo: un halterófilo soviético llamado Leonid Taranenko levantó en Camberra, Australia, nada menos que 266 kg sobre su cabeza en la modalidad de arrancada.

Taranenko pesaba 141 kg, medía 1,80 metros y se entrenaba intensivamente 6 días a la semana.

En Atlanta, Angela Cavallo, de 65 kg de peso, 51 años de edad, de 1,76 metros de altura, ajena al mundo del entrenamiento, sin embargo, también dio muestras de una fuerza extraordinaria el Viernes Santo de 1982, cuando su hijo quedó atrapado bajo el Chevrolet Impala que estaba reparando. El gato sobre el que se sujetaba el coche había fallado, y el coche se desplomó, quedando el chico atrapado e inconsciente en el hueco de la rueda que previamente había sacado.

Cavallo vio que las piernas de su hijo asomaban por debajo del vehículo, así que metió los brazos por debajo del coche y agarró el brillante parachoques de metal. El Impala pesaba 1.500 kilos, pero Cavallo se las arregló para levantarlo unos centímetros con la intención de “aliviar la presión” que soportaba su hijo. (…) Su hijo salió de debajo del vehículo sin un rasguño.

Esta anécdota refuerza la idea que sugieren los científicos: que somos más fuertes de lo que pensamos frente a situaciones extremas. En 1960, dos científicos de Chicago analizaron los músculos del antebrazo de una serie de personas que habían experimentado una presión sicológica importante.

Descubrieron que el poder flexor podía incrementarse entre un 26,5 y un 31 % con ciertos estimulantes, como la adrenalina y las anfetaminas. Los científicos llegaron a la conclusión de que los seres humanos normalmente no aprovechamos al máximo nuestro poder como consecuencia de varias “inhibiciones adquiridas”.

¿Tal vez una reciente noticia protagonizada por otra superabuela se debía a factores similares? En ella, una japonesa de 71 años persiguió en bicicleta al ladrón que le había robado 110 Yenes (90 céntimos) de la cesta de su vehículo. El hombre, fatigado por la huida, se dio por vencido, abandonó la bicicleta y se escondió, pero la insistente superabuela le atrapó.

Vía | El club de los supervivientes de Ben Sherwood

Foto | Sabe más el Diablo

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