¿Por qué hacemos lo que hacemos? (y IV)

¿Por qué hacemos lo que hacemos? (y IV)
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6. ARTE.

Muchos de nosotros tenemos la necesidad imperiosa de escribir, pintar, moldear, dibujar, esculpir, fotografiar, filmar películas, bailar… ¡incluso escribir un blog! Y los que no sienten esta imperiosa necesidad, entonces necesitan por igual consumir y disfrutar de las obras de arte de los demás.

El arte, básicamente, funcionaría de la misma manera que la cola de un pavo real. Como un rasgo sexualmente atractivo (¿por eso le doy tanto a la tecla?). Aunque para tener una explicación más completa del arte, a la necesidad de atraer al sexo contrario también habría que añadir que el arte es una capacidad para adaptarse socialmente. Además, biológicamente nuestro cerebro está diseñado para encontrar ciertas imágenes más bellas, sobre todo las que guardan determinadas proporciones y muestran una mayor simetría.

O que resultan adaptativas: como el paisaje amplio y luminoso desde el interior de una cueva (un lugar en el que nos sentimos protegidos y tenemos una panorámica del exterior a fin de poder detectar cualquier atisbo de amenaza.

Si queréis profundizar más en estas razones, os recomiendo que echéis un vistazo al artículo divido en dos partes que escribí para Papel en Blanco: ¿Los escritores sólo escriben a cambio de sexo? (I) y (II)

7. MUECA DE ASCO.

Según Daniel Goleman, el gesto que expresa desagrado o asco en relación al olfato o el gusto es universal. Al ladear el labio superior y fruncir ligeramente la nariz, como ya observaba Darwin, intentamos cerrar las fosas nasales para evitar el olor nauseabundo o para expulsar el alimento tóxico.

8. MUECA DE SORPRESA

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De nuevo Goleman sugiere que el arqueo de cejas que aparece en los momentos de sorpresa sirve para incrementar el campo visual, permitiendo que penetre más luz en la retina.

Lo cual nos proporciona más información sobre el acontecimiento inesperado, facilitando así el descubrimiento de los que realmente ocurre y permitiendo elaborar, en consecuencia, el plan de acción más adecuado.

Vía | Inteligencia emocional de Daniel Goleman / Cristina Sáez

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