La extrema actividad sexual de esta tortuga ha evitado la extinción de su especie

La extrema actividad sexual de esta tortuga ha evitado la extinción de su especie
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Tras estar reduciéndose su número paulatinamente, la tortuga gigante de la Española (Chelonoidis hoodensis) estaba a punto de extinguirse. En la década de 1970, en la isla Galápagos apenas quedaba una docena de ejemplares, mayormente hembras.

Sin embargo, introdujeron a Diego y su extremado ímpetu sexual, y todo camibó para esta especie endémica de la isla Española, en el archipiélago de las islas Galápagos.

Diego

La Española es, con unos 300 millones años, la más antigua de las islas que forman el archipiélago ecuatoriano de las islas Galápagos, siendo originada por levantamiento geológico y no por origen volcánico. Los cactos del género Opuntia cuentan en el archipiélago con 6 especies y 14 subespecies, todas son endémicas, siendo componentes claves de los ecosistemas costeros, áridos y de transición hasta los 200 msnm. Forman parte importante en la dieta de las tortugas.

Traído hasta Galápagos desde el zoológico de San Diego en 1976, Diego pasó a engendrar más de 800 crías. Su considerable esfuerzo ayudó a su especie a recuperarse, alcanzando una población de 2.000 individuos.

Tras su ímprobo esfuerzo, ha llegado la hora de que Diego disfrute de un merecido descanso, jubilándose. Para ello, funcionarios del Parque Nacional Galápagos anunciaron el viernes que el programa de reproducción ha tenido tanto éxito que puede concluirse. Diego, que se cree que tiene más de 100 años, será liberado del cautiverio y regresará a la naturaleza:

Poco se sabe sobre los primeros años de vida de Diego. Se cree que esta tortuga de cuello largo y cara amarilla fue recogida en Española durante una expedición científica en algún momento entre 1900 y 1959. Más tarde, llegaría al zoológico. Cuando los científicos descubrieron que era una hoodensis,y que Diego era uno de los pocos que aún existía, lo trajeron a Galápagos.

Las tortugas casi se habían extinguido después de servir como alimento para balleneros, colonos y otros viajeros que pasaron por las islas. No ayudó que los colonos introdujeran cabras, que agotaron los cactus de los que dependían las enormes tortugas para obtener alimento, agua y sombra.

No obstante, Con Diego siendo responsable de aproximadamente el 40 por ciento de las tortugas, existe un debate entre los científicos sobre las consecuencias de tener un grupo genético tan pequeño.

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