Las raíces evolutivas del altruismo

Las raíces evolutivas del altruismo
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Un estudio científico sugiere que el carácter altruista de las personas aparece a los 18 meses de edad. El estudio realizado en Alemania por el psicólogo Felix Warneken, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, fue publicado en la revista Science.

Tras un sencillo experimento realizado por Warneken, en el que realizaba tareas cotidianas frente a un grupo de bebés, en un momento dado dejó caer un objeto de sus manos, a lo que uno de los niños, reaccionó gateando hasta el objeto, tomándolo en sus manos y dándoselo al psicólogo. Éste ni se lo pidió ni se lo agradeció, con el fin de no alterar la investigación.

Esta situación se sucedió durante el estudio una y otra vez, los niños respondían de igual manera en pocos segundos, cada vez que tenían la sensación de que el doctor les necesitaba, acudían a acercarle el objeto que se le había “caído”. Pero si era el doctor el que lo tiraba deliberadamente, los niños no ofrecían su ayuda.

El deseo de mantener relaciones sociales y la capacidad cognoscitiva de comprender los objetos ajenos, suele surgir sobre los 18 meses y forma parte del desarrollo de querer ayudar sin esperar nada a cambio.

El ceder el asiento a una persona que lo necesita, es un acto que sólo nos da satisfacción, que no es poco, pero no esperas recibir nada a cambio. La sensación de placer que siente una persona al ser altruista, no la tiene ningún animal. Aunque hay animales que cooperan, pero siempre lo hacen con algún objetivo.

Diversos especialistas en primates reconocen que hay grandes monos que si han mostrado ser altruistas, como es el caso de la gorila que rescató a un niño de tres años que cayó en el zoo dentro de su jaula.

Falto de la explicación de este gesto de los animales, y deseoso de encontrar las raíces evolutivas del altruismo, Warneken realizó otro estudio. Quería saber si los chimpancés de 3-4 años, responderían igual que los bebés. El resultado fue que sí recogían los objetos, pero sólo si se lo pedían, pero no realizaban otras tareas si eran más complicadas.

Según la antropóloga Joan Silk de la Universidad de California, que acompañó el estudio con un artículo, los chimpancés pueden mostrar una conducta de colaboración, siempre que comprendan el objetivo de quien solicita su ayuda.

Vía | Univisión
Más información | Newscientist

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