El acceso y control de los recursos naturales ha marcado el devenir del ser humano desde sus orígenes. Bien fueran zonas de caza y recolección abundantes al principio, tierras fértiles y agua después, los metales como el cobre o el hierro y, más adelante, las fuentes de energía: grandes bosques, minas de carbón, pozos de petróleo...
Precisamente, la gestión de la energía es uno de los grandes retos a los que el desarrollo sostenible se enfrenta hoy en día. No se trata solo de fomentar la producción y consumo de energías renovables, sino de mejorar la manera en la que la utilizamos y la transportamos, es decir, la eficiencia energética.
Si a estás tres patas (producción, consumo y transporte) le añadimos una cuarta, que tiene que ver con el acceso a la energía en los países en vías de desarrollo, conformamos lo que se conoce como energía inteligente.
Es el momento de cambiar nuestra forma de ver la energía
Normalmente, entendemos la energía como aquella que consumimos cada día. Nos damos cuenta que encender la luz consume electricidad, que al arrancar el coche estamos quemando un combustible fósil... Pero nos cuesta mucho más ver la energía que ha sido necesaria para producir todo lo que nos rodea, desde el móvil o el ordenador con el que estás leyendo este artículo hasta la casa en la que vives o los cereales que has desayunado.
Para que te hagas una idea, los sistemas alimentarios consumen actualmente más del 30% de la energía disponible en el mundo y, para colmo, un tercio de esos alimentos se desperdicia, desaprovechando un 38% de la energía empleada en producirlos. No en vano, la energía es uno de los 14 temas clave que la FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, incluye en su Agenda de Desarrollo Post-2015.
Los sistemas alimentarios consumen un 30% de la energía disponible
La FAO es clara al respecto: la energía es una herramienta fundamental para el desarrollo sostenible y está muy ligada al progreso social y económico y a la mejora de la productividad, por lo que deben buscarse sistemas alimentarios energéticamente inteligentes y menos dependientes de los combustibles fósiles.
Ahí es donde reside gran parte del potencial de mejora que ofrece la energía inteligente, y donde la ciencia y la innovación deben dar un paso adelante para buscar soluciones a los retos que ha planteado nuestro propio desarrollo.
Por si eso no fuera suficiente, la ONU también ha declarado la "Década de la Energía Sostenible para Todos" al periodo entre 2014 y 2024, que nace con tres objetivos en mente: asegurar el acceso universal a servicios energéticos modernos, doblar el ratio de mejora de la eficiencia energética y que la energía renovable llegue a todo el planeta.
Finalmente, la Unión Europea ha puesto en marcha un nuevo Programa de Energía Inteligente para Europa, posiblemente la herramienta más eficaz de política energética de la Comisión Europea.
Porcentaje de energías renovables con respecto a la energía total producida
El programa en cuestión está estructurado en cuatro ámbitos: la utilización racional de la energía y el control de la demanda (SAVE), las energías nuevas y renovables (ALTENER), los aspectos energéticos del transporte (STEER) y la promoción internacional en los ámbitos de las energías renovables y la eficiencia energética (COOPENER).
¿Cuál es el camino hacia la energía inteligente?
El primer paso del método científico es realizarse una pregunta, en este caso, cómo podemos aliviar nuestros problemas de falta de recursos. El segundo es llevar a cabo una investigación a fondo y construir una o varias hipótesis, para finalmente ponerlas a prueba y valorar los resultados.
En esta primera parte de observación e inducción juegan un papel crucial plataformas de reflexión, colaboración, debate e innovación como Creator Space de BASF, en las que se buscan soluciones tangibles a retos clave en materia económica, medioambiental y social.
Un buen ejemplo de los frutos que produce esta colaboración entre expertos y usuarios es la búsqueda de soluciones para la distribución de agua en Mumbai, donde el acceso a este recurso básico para sus 13 millones de habitantes presenta diferentes retos, desde proveer agua corriente sin cortes, reducir las grandes pérdidas del sistema, mejorar la calidad del agua o reducir el gran consumo del sistema.
En total, se generaron nada más y nada menos que 124 ideas, que después se sintetizaron en un white paper que recoge siete soluciones potenciales, como una recolección más eficiente o un sistema de tratamiento de aguas grises, que podrían implementarse en una gran urbe como Mumbai.
Otro asunto muy importante es cómo la innovación puede mejorar la construcción de viviendas, no solo en términos de productividad empresarial (es decir, viviendas más rápidas y baratas de construir) sino también en términos energéticos, con materiales que reduzcan el uso de recursos en el proceso constructivo y también durante la vida útil de la vivienda, con un mejor aislamiento que permita una menor demanda energética.
En esa línea, BASF ha diseñado una casa modelo de 32 metros cuadrados que reúne varios de los avances tecnológicos de este campo, como por ejemplo el uso de Elastopor, una espuma rígida de poliuretano que sustituye a los tradicionales bloques de hormigón, ofreciendo una gran resistencia y un magnífico aislamiento al tiempo que es extremadamente ligera, lo que reduce entre un 30 y un 50% la necesidad de utilizar hormigón y estructuras metálicas en la construcción.
La energía inteligente es la llave para el desarrollo
La energía inteligente es un elemento crucial en el avance de los países en vías de desarrollo. Volviendo al tema clave de la alimentación, la FAO insiste en que se debe cambiar el modelo de modernización de los sistemas alimentarios y agrícolas basados en un aumento de la utilización de combustibles fósiles, pues la volatilidad de los precios tiene una gran influencia en el coste de producción de los alimentos, creando además una gran dependencia en países en los que la agricultura tiene un peso importante en el PIB.
Evolución de la producción y el consumo energético según un informe de BP
Distribución de las fuentes de energía en el mundo, según un informe de Endesa
Con ese enfoque, se trabaja en diferentes líneas. Por un lado, apoyando a los países en el diseño y ejecución de políticas y estrategias energéticas sostenibles, que contribuyan al desarrollo agrícola y rural de manera climáticamente inteligente. Por el otro, ampliando los sistemas de energía renovable descentralizados a pequeña escala, lo que permite acceso a la energía sin depender de una red de suministro, en la que además se produce un porcentaje significativo de pérdidas (en España, por ejemplo, en torno al 8%).
Para estos fines, la más relevante de las energías renovables es la biomasa sostenible, que ha sido la responsable de la reducción de la dependencia energética en muchos países de África, con programas como AFREA (Africa Renewable Energy Access), para hacer accesibles las energías renovables, y ACCES (African Clean Cooking Energy Solutions), que propone soluciones para mejorar la manera en la que se cocinan los alimentos. No hay más que comparar los datos de la IAE de 1973 con los de 2012 (azul es mayor independencia, naranja, menor).
Otro aspecto básico en el desarrollo es el acceso a la electricidad. Observando un mapa que refleja el consumo eléctrico per capita podemos distinguir claramente las zonas en las que una gran parte de la población no dispone de este servicio (las amarillo claro). Y es que la electrificación de las zonas rurales es un gran problema en grandes regiones de África, pero también en muchas partes del continente Asiático y en América del Sur.
En esa línea, es interesante el análisis que hace el JRC de la Comisión Europea al respecto, comparando el coste por kWh de la electricidad generada por una instalación fotovoltaica frente a un generador de gasóleo, pero sobre todo valorando las distintas alternativas para lograr la electrificación del continente africano.
En rojo están representadas las zonas en las que tanto el diesel como la energía fotovoltaica resultan interesantes. En las zonas amarillas, la fotovoltaica es la mejor opción, mientras que en las marrones lo es el diesel. El resto de colores corresponden a si interesaría extender la red eléctrica (naranja y varios tonos de azul) o si ninguna de las energías propuestas es rentable (verde) y es necesario buscar otras opciones.
Este es un ejemplo muy claro de como la energía inteligente puede ayudar al desarrollo, ofreciendo alternativas que no solo sean sostenibles, sino también competitivas, y que, sobre todo, mejoren las posibilidades económicas y sociales de la región.
¿Qué puedo hacer yo?
Hay muchas iniciativas y grandes ideas que intentan cambiar el mundo. Algunas suponen pequeños cambios y otras son ambiciosos proyectos, aunque todas resultan muy inspiradoras y hacen que nos preguntemos: ¿qué puedo hacer yo?
Actualmente, en Creator Space de BASF hay tres retos abiertos en torno a la Energía Inteligente. Estos buscan soluciones a cuestiones clave en la utilización de los recursos y a los que te puedes unir para aportar tus ideas o discutir las diferentes propuestas:
- "¿Cómo podemos generar más energía renovable?": Aunque según un informe de la Agencia Internacional de la Energía (IEA), está previsto que las energías renovables aumenten en un 40% entre 2012 y 2018, para el año 2018 solo una cuarta parte de toda la energía producida será "verde", y además de ese porcentaje solo el 8% de la energía provendría de fuentes diferentes a la hidroeléctrica. El mayor reto no es tanto cómo producir más energía renovable, pues la tecnología ya está disponible, sino lograr que lo haga a un coste competitivo. Ahí es donde la química puede realizar grandes avances, con soluciones revolucionarias que permitan reducir los costes de instalación y mantenimiento o mejorar la eficiencia. Por ejemplo, nuevos sistemas de impresión de circuitos para paneles solares que aumenten su capacidad para absorber la energía solar y ampliar su vida útil.
- "¿Cómo podemos reducir nuestro consumo energético?": Ya hemos hablado que la energía inteligente no es solo aquella que se obtiene de fuentes renovables, sino la que se consume de forma eficiente. De hecho, hasta que estas energías verdes acaben de desarrollarse, seguimos dependiendo de los combustibles fósiles, de manera que el ahorro energético se convierte en nuestra mayor fuente de energía para responder a la demanda de un mundo que no para de crecer.
Evolución del consumo en España según un informe de Endesa
No se trata solo de grandes medidas e inversiones para mejorar infraestructuras de transporte, sino que el ahorro a pequeña escala (en casa o en la oficina) puede tener un gran impacto en el consumo global. Por ejemplo, nuestras neveras, que son responsables de una parte muy significativa del consumo de los hogares, podrían cambiar radicalmente gracias a la refrigeración magnética.
- "¿Cómo podemos mejorar el almacenaje de energía?" Uno de los mayores retos que plantea la energía eléctrica es que es difícil y costosa de almacenar, y más aún a gran escala, por lo que se debe de ajustar constantemente la producción a la demanda. Esto es algo que se va complicando a medida que las energías renovables tienen cada vez más peso, pues ni el sol sale ni el viento sopla justo cuando necesitamos la electricidad para prepararnos un café, sino cuando quiere. Así que se debe trabajar para buscar soluciones tanto a pequeña escala, para que la batería de nuestro móvil dure más de un día y nuestro coche eléctrico nos permita viajar con holgura, como a gran escala, con instalaciones que permitan ajustar la producción de energías renovables a la demanda humana.
Todos estos retos y muchos otros son los que se tratan de resolver de forma colaborativa en el Creator Space de BASF, donde personas como tú y como yo aúnan esfuerzos con expertos en la materia para avanzar y hacer de este un mundo mejor y, sobre todo, con un futuro prometedor.
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