¿Lo que comes tiene que ver en lo que piensas?

¿Lo que comes tiene que ver en lo que piensas?
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Una buena nutrición resulta fundamental para tener una buena salud, pero ¿podríamos afirmar que una buena nutrición también favorecería que obtuviéramos mejores calificaciones en la escuela? ¿El Nobel estaría más cerca si comiéramos bien?

La nutrición resulta tan relevante para el desarrollo cerebral que ya empieza a tener importancia cuando estamos en el claustro materno. En función del consumo de vitaminas, alcohol, tabaco y otros, pues, sufriremos una u otras influencias intrauterinas.

Las investigaciones con animales malnutridos muestra un desarrrollo deficiente del cerebro, neuronas más pequeñas, menos ramificaciones hacia otras neuronas. Ciertas deficiencias pueden ser compensadas más tarde con una buena nutrición, pero muchas lesiones parecen subsistir, en particular en el hipocampo (la estructura del cerebro indispensable para la memorización).

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Tal y como explica Alan Lieury en su libro ¿A qué juega mi cerebro?, en África, por ejemplo, la malnutrición ralentiza el desarrollo intelectual, y también en América Central:

El INCAP (Institute of Nutrition of Central American and Panama) llevó a cabo un ambicioso proyecto en cuatro ciudades de Guatemala, sobre una muestra de 636 niños con seguimiento escolar, a los que se realizó diferentes tests al cabo de ocho años (de 1969 a 1977). Se testaron dos tipos de raciones suplementarias, ambas contenían vitaminas y sales minerales, sin embargo una era rica en proteína.

Los resultados fueron que el suplemento de proteínas tenía un efecto sobre diferentes tests, como el tests de razonamiento, los tests de aritmética y el de conocimientos.

Por otro lado, se constató que los efectos de una mejor nutrición eran tanto más eficaces cuanto más elevado era el nivel escolar (escuela primaria). Sabiendo como sabemos que los aminoácidos (constituyentes de las proteínas) son los precursores de los neurotransmisores (la tirosina es el precursor de la dopamina y de la noradrenalina y el triptófano es el precursor de la serotonina), se comprenden los efectos negativos de la malnutrición en el desarrollo intelectual. Evidentemente, este problema no sólo afecta a los países menos desarrollados, ya que en los países desarrollados existen todavía muchas familias que padecen malnutrición.

En países desarrollados también la nutrición tiene un impacto negativo, pero debido al abuso: azúcar, grasas, alcohol. En el caso del alcohol, por ejemplo, el abuso altera los mecanismos de la vitamina B1, indispensable para el hipocampo. Hasta el punto de que en Australia, donde el consumo de cerveza entre los jóvenes se ha disparado, se plantea añadir a esta bebida un suplemento de vitamina B1.

Foto | Flickr | Rainer Z

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