Seis experimentos científicios carentes de ética: hombre mono, sexo y drogas, cadáveres electrocutados...

Seis experimentos científicios carentes de ética: hombre mono, sexo y drogas, cadáveres electrocutados...
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A veces, los científicos, conducidos por una mezcla de pasión, vocación, anhelo de saber y una pizca de locura megalómana, llevan a cabo experimentos que rozan la legalidad y la ética, o directamente la hollan sin contemplaciones.

He aquí 6 de esos experimentos, como salidos de una película protagonizada por un Mad Doctor.

1. Hombre mono

En 1924, mientras trabajaba en el Instituto Pasteur en París. el ruso Ilya Ivanovich intentó inseminar artificialmente un grupo de simios hembra con esperma de seres humanos. A continuación esperaba inseminar humanas con esperma de simio, pero antes de que todo terminara como en la isla del doctor Moreau, las autoridades intervinieron y cancelaron el experimento.

Con todo, Ivanovich consiguió hacer otras mezclas, obteniendo varios híbridos interespecíficos, como el cebroide (híbrido de cebra y burro), el zubrón (híbrido de bisonte y vaca domestica) y un híbrido de un antílope y una vaca, de ratón y rata, de ratón y cobaya, cobaya y conejo, conejo y liebre...

2. Frankenstein danzarín

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A principios del siglo XIX, si bien la electricidad era un tema fascinante para muchos filósofos naturales, nadie era capaz aún de entender sus implicaciones prácticas. Por ejemplo, Luigi Galvani demostró que la electricidad contraía los músculos de una rana muerta, empleando unas sencillas baterías, lo que le llevó a la conclusión de que la electricidad era la fuente de toda existencia animada.

Su sobrino, Giovanni Aldini, estrenó un espectáculo que consistía en animar los cuerpos de asesinos recién ejecutados o las cabezas de los guillotinados con este sistema. Tal y como había especulado también la escritora Mary Shelley al escribir su novela sobre el monstruo de Frankenstein durante una noche especialmente desapacible. Aldini, en una actuación especialmente célebre, conectó una batería al rostro de un asesino provocando que ejecutara muecas y, finalmente, situó un electrodo en el recto del cadáver, que le obligó a agitarse como si llevara a cabo una danza macabra.

La electricidad, ese gran misterior, también se aplicaba también para tratar el estreñimiento o evitar que los jóvenes tuvieran erecciones ilícitas.

3. Experimento Vipeholm

En Suecia, entre 1947 y 1949, los pacientes de un hospital psiquiátrico fueron alimentados con dulces como parte de un estudio acerca de caries dental que dañó sus dentaduras. Se realizó en 436 adultos que sufrían retardo mental y que se encontraban internados en el Hospital de Vipeholm, situado en Lund, Suecia. Su duración fue de 5 años. Ideado por el secto de la odontología y empresas de golosinas, el estudio acabó rechazándose por su falta de ética.

4. Burdeles de LSD

En Estados Unidos, en la década de 1950, se llevó a cabo la Operación Clímax de Medianoche de la CIA, que consistió en retribuir a prostitutas para que atrajeran a clientes a un falso burdel. Una vez dentro, les administraban LSD para estudiar la relación entre el sexo y las drogas, siendo todo registrado a través de un grupo de espejos de doble fondo.

Una década después, otro experimento relacionado con LSD acabó siendo tildado de inmoral: investigadores suministraron a Tusko, un elefante de zoológico, 285 miligramos de LSD (3.000 veces la dosis humana). Tras unos minutos de agitación, el elefante falleció. Sin duda había superado a la contaminación por LSD que padeció su descubridor, obligándole a experimentar el viaje en bicicleta más psicodélico de la historia.

5. Sífilis

En Estados Unidos, enre 1932 y 1972, un servicio de salud pública reclutó a 399 afroamericanos pobres con sífilis para encontrar una cura en lo que se vino a llamar experimento de la sífilis de Tuskegee. Después de hallar el tratamiento, no se lo administraron a esos hombres para poder estudiar su declive. Este experimento generó mucha controversia y provocó cambios en la protección legal de los pacientes en los estudios clínicos.

El experimento Tuskegee, citado como "posiblemente la más infame investigación biomédica de la historia de los Estados Unidos", trajo como consecuencia el Informe Belmont (Belton Report) de 1979 y la creación del Consejo Nacional de Investigación en Humanos.

El doctor David Feldshuh escribió una obra de teatro basada en la historia del estudio Tuskegee llamada Miss Evers' Boys (Los chicos de la señorita Evers). Quedó en segundo lugar de los premios Pulitzer de 1992 en la categoría de drama y fue adaptada por la HBO en una película para la televisión en 1997.

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