¿Por qué cuesta tanto encontrar aparcamiento? O la razón de que los aparcamientos gratuitos son desaconsejables (II)

¿Por qué cuesta tanto encontrar aparcamiento? O la razón de que los aparcamientos gratuitos son desaconsejables (II)
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Cuando pensamos en una congestión de tráfico, solemos imaginarnos coches en movimiento. Bueno, coches detenidos haciendo sonar el claxon. Pero esto sólo es una parte de la realidad. Existen unos elementos que pasan desapercibidos que son más problemáticos en muchas congestiones de tráfico: los aparcamientos.

En primer lugar, sin aparcamiento no habría tráfico. Y el 95 % del tiempo que pasa un coche en la calle está aparcado. En ese sentido, los aparcamientos gratuitos son muy desaconsejables si queremos evitar las congestiones de tráfico, tal y como señala Tom Vanderbilt:

Aparcar es la inocua droga que desemboca en todo un problema de adicción al tráfico. Una encuesta reveló que una tercera parte de los coches que entraban en la parte sur de Manhattan se dirigían a aparcamientos gratuitos o subvencionados. Si estos sitios no fuesen gratuitos o subvencionados, habría menos conductores durante la hora punta de la mañana. Irónicamente, cerca del mismísimo Departamento de Transporte, las calles están llenas de coches de esa agencia con permisos especiales de aparcamiento.

Los conductores suelen enfadarse mucho cuando observan que en sus barrios se eliminan aparcamiento y se sustituyen, paulatinamente, por aceras más anchas. Seguro que es para dar trabajo a los desempleados… seguro que es para que los aparcamientos privados se paguen más caros… seguro que es porque nuestros gobernantes no tienen que sufrir estos problemas diarios…

Sin embargo, la eliminación sutil de aparcamientos es una solución tomada por los ingenieros de medio mundo a fin de combatir el tráfico. Por ejemplo, la Oficina de Planificación y Tráfico de Copenhague, a fin de reducir el número de coches que entraban en el centro para favorecer las bicicletas y otros medios de transporte, empezó a eliminar aparcamientos sin que la gente se diera cuenta.

De 1994 a 2005, Copenhague recortó las plazas de aparcamiento del centro de la ciudad de 14.000 a 11.500, sustituyéndolas por parques y carriles de bicicleta. A lo largo de ese mismo período, y no por casualidad, el tráfico de bicicletas aumentó en cerca de un 40 por ciento (una tercera parte de las personas que se desplazaban al trabajo lo hacen ahora en bici) y Copenhague se ha convertido en uno de los pocos lugares del mundo donde uno puede leer, en un informe, una frase que parecería un error tipográfico cómico en casi cualquier otra parte: “El tráfico ciclista está ya tan extendido que la congestión en ciertas rutas de bicicletas se ha convertido en un problema, al igual que el espacio de aparcamiento para bicicletas.

Próxima entrega del artículo.

Vía | Tráfico de Tom Vanderbilt

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