Como escondiendo el polvo bajo la alfombra, se han lanzado numerosas propuestas para enterrar el CO2 producido por la quema de combustibles fósiles. La idea seria inyectar el CO2 procedente de una central térmica en antiguos campos petrolíferos, bolsas de gas natural parcialmente agotadas u otro tipo de almacenamiento. De esta forma, se eliminaría su contribución al aumento del efecto invernadero, permitiendo el uso de combustibles fósiles sin dañar al medio ambiente.
Desgraciadamente parece que las cosas no van a ser tan sencillas como se pensaba. Un elemento básico de este planteamiento es que el CO2 quede retenido igual que el gas natural. Pero se trata de dos productos químicos diferentes y no reaccionan igual al ser enterrados.
Investigadores del Servicio Geológico de los Estados Unidos comenzaron hace dos años un experimento de inyección de CO2 en un antiguo yacimiento petrolífero de la costa de Texas. A intervalos periódicos se tomaron muestras de los fluidos y gases almacenados.
Los resultados parecen indicar que el CO2 mezclado con agua salada esta disolviendo las paredes, parcialmente formadas por carbonatos, donde esta contenido. De confirmarse este mecanismo significaría que muchos yacimientos no serian aptos para el almacenamiento de CO2. En relativamente poco tiempo, los gases escaparían agravando los mismos problemas que se pretende evitar. Parece que seguimos sin tener una buena solución para manejar tanto CO2 sobrante.
Vía | New Scientist En Genciencia | Atrapando todo el CO2 de una central térmica
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