Cómo el COVID-19 puede dejarnos con menos amigos aunque hayamos mantenido un contacto 2.0

Un nuevo estudio analiza lo que ha pasad con la vida social de los australianos durante el confinamiento por la pandemia. Los hallazgos sugieren que el COVID-19 puede haber tenido un impacto a largo plazo en nuestras amistades, y no necesariamente para mejor.

Los participantes procedían de todos los estados y territorios, tenían edades comprendidas entre los 18 y los 88 años, y alrededor de dos tercios eran mujeres.

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Australia: salida anticipada

Durante 2020–21, se encuestó a más de 2.000 australianos sobre sus experiencias durante y después del encierro. Cada persona fue encuestada tres veces y se le preguntó sobre sus interacciones, estilos de vida y planes.

Australia se encuentra en una posición única para este tipo de estudio, gracias la salida anticipada del confinamiento en 2020. Esto significa que pudimos conocer la experiencia COVID-19 de los australianos durante y muchos meses después del bloqueo.

Como era de esperar, muchos participantes informaron un aumento en la desconexión y la soledad durante el encierro. Las interacciones con los amigos "simplemente no eran lo mismo". Más preocupante, sin embargo, fue que estos sentimientos continuaron meses después de que terminó el encierro. Algunos encuestados describieron un impacto duradero en sus actitudes hacia la amistad y la socialización.

Los participantes también describieron cómo las redes de amistad se redujeron a medida que "podaban" conexiones más distantes durante el confinamiento. Las redes de algunos participantes se redujeron debido a la falta de oportunidades para ponerse al día, otros describieron cómo el estrés de la pandemia los dejó queriendo conectarse solo con aquellos que más les importaban. Desafortunadamente para muchos, las redes de amistad siguieron siendo más pequeñas meses después del cierre.

Las continuas restricciones a las actividades grupales extendieron los sentimientos de desconexión. También se impidió que las personas más jóvenes formen nuevas relaciones, ya que los estudios universitarios se trasladaron a Internet y se eliminaron muchos trabajos ocasionales.

Estudios anteriores han sugiero que la comunicación digital puede ayudar a reducir la soledad cuando se usa con fines interactivos (en lugar de pasivos) para ayudar a apuntalar las relaciones personales existentes. Pero el presente estudio muestra cómo las conexiones digitales no pueden compensar las amistades en persona después de COVID-19 por sí solas. El estudio también muestra que no podemos dar por sentada la socialización posterior a COVID. No necesariamente volverá a ser como estaba, una vez que se alivien las restricciones. Tendremos que hacer esfuerzos conscientes para reunirnos con viejos amigos y hacer nuevos cuando se nos permita hacerlo en persona.

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