La cadencia al debatir y cómo el debate por escrito puede ser más fructífero

Las conversaciones con nuestros semejantes tienen una suerte de cadencia o compás universal, lo que nos obliga, por otra parte, a pensar con rapidez lo que queremos decir (por eso los debates en formato adversarial suelen ser esencialmente estériles).

Los hablantes de muchos idiomas y culturas, según han observado los psicolingüistas, pausan un promedio de dos milisegundos antes de que el "derecho" de hablar pase de un interlocutor al otro.

Pausas universales

Los lingüistas han detectado que estas pausas ideales se dan en italiano, holandés, japonés, coreano e incluso lenguas minoritarias como el haillom (de Namibia), el yeli-dnye (de Papúa Nueva Guinea) y el tzeltal (una lengua maya de México).

A la velocidad de la conversación y las pausas universales en cualquier interacción oral se le suma que que en un debate de cualquier índole, sobre todo si se produce de forma sobrevenida (en un café, un viaje en coche, en una cena de empresa), no hay tiempo ni medios para verificar datos o hacer demostraciones.

La gente habla en intervenciones cortas y rápidas y dice lo que piensa, sin que sepamos exactamente de dónde procede ese conocimiento (generalmente se lo ha inventado, se lo ha dicho otra persona o lo ha leído en algún artículo, mayormente de opinión).

Los debates, a diferencia de los ensayos escritos, tienen lugar en tiempo real. Cada segundo que transcurre pronunciamos alguna palabra. Si bien podemos guardar silencio unos segundos para reflexionar acerca de nuestra siguiente intervención, o incluso podemos tomar alguna nota al vuelo mientras nuestro interlocutor desarrolla su argumento, lo cierto es que el tiempo apremia cuando intercambiamos opiniones con los demás. Abunda en ello Derek Thompson en su libro Creadores de Hits:

La comunicación escrita no es como la esgrima. Se parece más a un misil de largo alcance programado. Tienes tiempo para elegir un destino y afinal la trayectoria, y si estás yendo por mal camino, siempre hay una tecla para borrar. La diferencia de tiempo conduce a una diferencia de enfoque.

Un debate es un intercambio de emociones en un caldo de cultivo social, no un análisis racional. Debatir es como un baile. Sirve para muchas cosas, y una de las menos importantes es la de intercambiar conocimientos o aprender cosas de verdad. El filósofo Schopenhauer, en su característico estilo misántropo, describió lo estéril de hablar con la mayoría de las personas en Sobre la cuádruple raíz del principio de razón suficiente:

A veces hablo con los hombres como el niño con sus muñecos; aun sabiendo que los muñecos no pueden comprender, mediante un grato autoengaño metódico se logra el gozo de la comunicación.

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