No, tener un pene pequeño no te empuja a ser más violento como afirma Sonia Vivas

Sonia Vivas, concejal de Justicia Social, Feminismo y LGTBI del Ayuntamiento de Palma, ha incenciado Twitter tras escribir que "los hombres con penes pequeños suelen ser más beligerantes".

Y que "el mandato patriarcal valora mucho el tamaño de los genitales masculinos y asocia esa medida a la idea de potencia y fortaleza. El que no cumple, suple con violencia su carencia". Su afirmación no solo es pseudocientífica, sino que, en todo caso, los hombres con penes más grandes sí que podrían ser más agresivos (aunque por otros motivos).

Andrógenos

Según un estudio de 2008 publicado en Personality and Individual Differences, los andrógenos (hormonas sexuales masculinas) pueden alterar el funcionamiento del cerebro en formas que aumentan la probabilidad de comportamiento delictivo.

Si la teoría es cierta, la criminalidad debería correlacionarse con los síntomas fisiológicos de una alta exposición a los andrógenos. En el estudio, realizado con estudiantes universitarios, se encontraron numerosas correlaciones positivas pequeñas pero estadísticamente significativas entre la criminalidad autoinformada y las características fisiológicas promovidas por andrógeno: gestos masculinos, apariencia corporal masculina, fuerza física, intensidad del deseo sexual, voz grave, fuerza de la parte superior del cuerpo, fuerza de la parte inferior del cuerpo y cantidad de vello corporal, además de un tamaño del pene más grande.

Además, el tamaño del pene no solo depende de las hormonas, sino de otros factores. Por ello, el pene también se correlaciona positivamente con la altura (Edwards, 1998; Ponchietti et al., 2001) y negativamente con el peso (Ponchietti et al., 2001)

Un estudio con 5.200 estadounidenses, por ejemplo, halló que los hombres muy bajos (menos de 160 cm) tenían tres veces más probabilidad de informar un pene pequeño que los hombres de más de 193 cm.

Pseudociencia

Las afirmaciones de Sonia Vivas, pues, no solo son contrarias a la literatura científica, sino que su teoría para sustentarla es pseudocientífica, emparentada precisamente por otras teorías similares y también pseudocientíficas para sostener cosas como que los africanos tienen penes más grandes porque son menos inteligentes.

El promotor de esta teoría fue J. Philippe Rushton, un profesor británico-canadiense de psicología en la Universidad de Ontario Occidental, y autor del libro Race, Evolution and Behavior (1995). Según su teoría de la r-K , hay dos estrategias reproductivas principales.

La estrategia r implica un gran número de descendientes con una inversión mínima, mientras que la estrategia K implica menos descendientes y una mayor inversión. Según Rushton, estas dos estrategias reproductivas están asociadas con un conjunto completo de características mentales y físicas, incluido el tamaño del cerebro, la inteligencia, la criminalidad y, por supuesto, la longitud del pene.

Según esta teoría pseudocientífica, los hombres africanos tienen el cerebro más pequeño y los penes más grandes, mientras que los hombres asiáticos son lo contrario. Los hombres europeos son 'perfectos', pues serían una combinación de gran inteligencia y una dotación genital razonable.

Teorías que, además de estar mal sustentadas, promueven los estereotipos. Como la afirmación de Sonia Vivas. Estereotipos forjados por opiniones o estudios que acaso solo tienen en cuenta un factor, cuando la violencia es multifactorial, no depende de un pene, ni de una película o un videojuego:

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