Las venus no serían símbolo de fertilidad, sino consecuencia de un clima extremo y hambrunas asociadas

A pesar de que todos hemos dado por sentado que la venus de Willendorf simboliza la fertilidad, una nueva interpretación sugiere que en realidad estamos viendo otra cosa.

La venus de Willedorf, y otras venus, serían una muestra del miedo o la esperanza de los cazadores-recolectores debido al descenso brusco de las temperaturas y a la falta de alimento asociado a las mismas. La venus, pues, sería un símbolo de opolencia calórica.

Cambio climático y dieta

Esto es lo que sugiere un investigador del Campus Médico Anschutz de la Universidad de Colorado, Richard Johnson, en un estudio publicado en la revista Obesity.

Los primeros humanos modernos entraron en Europa durante un período de calentamiento hace unos 48.000 años; según explica:

Demostramos que estas figuras se correlacionan con momentos de estrés nutricional extremo.

Conocidos como auriñacienses, cazaban renos, caballos y mamuts con lanzas con puntas de hueso. A medida que las temperaturas bajaron, las capas de hielo avanzaron y se produjo el desastre. Durante los meses más fríos, las temperaturas bajaron a 10-15 ºC.

Fue durante estos tiempos desesperados cuando aparecieron las figurillas obesas. Tenían entre 6 y 16 centímetros de largo y estaban hechos de piedra, marfil, cuerno u ocasionalmente arcilla. Johnson y su equipo midieron las proporciones cintura-cadera y cintura-hombro de las estatuas. Descubrieron que los que se encontraban más cerca de los glaciares eran los más obesos en comparación con los que estaban más lejos. La obesidad, según los investigadores, se convirtió en una condición deseada.

Descubrimos que las proporciones de tamaño corporal eran más altas cuando los glaciares avanzaban, mientras que la obesidad disminuía cuando el clima se calentaba y los glaciares retrocedían.

Las figurillas también pueden haber estado imbuidas de un significado espiritual: una especie de fetiche o encanto mágico que podría proteger a una mujer durante el embarazo, el parto y la lactancia.

El aumento de grasa proporcionaría una fuente de energía durante la gestación a través del destete del bebé y también como un aislamiento muy necesario.

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