Las enormes esculturas cinéticas de acero inoxidable de Howe

Parecen artefactos alienígenas. Nunca se detienen, metamorfoseándose a un ritmo tan cadencioso que resulta hipnótico. Su tamaño es gigantesco. Y su aspecto metalizado, como de mercurio, nos recuerda al T-1000 de Terminator 2.

Son las extrañas esculturas de Anthony Howe. A veces parecen calamares gigantes (aunque si preferís animales gigantes con un toque kitch, no debéis perderos estos pueblos de Estados Unidos), otras veces un núcleo atómico rodeado de electrones, también una flor abriendo los pétalos. En general, las obras, según su autor, se inspiran en las obras de Julio Verne, con un toque steampunk que nos retrotrae sobre todo a Veinte mil leguas de viaje submarino.

Su parque de esculturas tecnológicas está en la isla de Orcas, en el estado de Washington, la mayor isla del archipiélago de las Islas San Juan, situadas en el Estrecho de Georgia.

Para que tengan este aspecto tan armónico y orgánico, Howe realiza las primeras pruebas en el ordenador, mediante un software de modelado en 3D (3D Max y Rhinoceros). A continuación envía los componentes a una cortadora láser, que talla los componentes con precisión milimétrica. Howe trabaja principalmente con fibra de vidrio y acero inoxidable, que suelda, para crear objetos cuidadosamente diseñados que son impulsados ​​por la brisa más ligeras.

Vía | marcianosmx

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