Dieta disociada para adelgazar: lo que dice la ciencia sobre no mezclar los nutrientes de los alimentos

Al momento de intentar deshacernos de los kilos de más, son muchas las estrategias y propuestas que podemos poner en práctica. Entre ellas una de las alternativas más populares y antiguas es la llamada dieta disociada. Te contamos lo que dice la ciencia sobre no mezclar los nutrientes de los alimentos y su efecto sobre el adelgazamiento.

La dieta disociada y su propuesta

Dentro de las llamadas dietas disociadas existen muchas variantes, pero todas se basan en "disociar", separar o no mezclar nutrientes de los alimentos bajo el fundamento de que nuestro cuerpo no puede metabolizar y digerir adecuadamente los mismos en conjunto. Así, suelen proponer la separación de hidratos de carbono y proteínas para no engordar y por el contrario, adelgazar.

Así, las dietas discociadas dividen a los alimentos en tres grandes grupos:

  • Glúcidos: son los alimentos ricos en hidratos de carbono complejos y azúcares o hidratos simples como cereales, legumbres, harinas y derivados, patatas, dulces y chocolates.
  • Proteicos: se incluyen en este grupo carnes, pescados y mariscos, huevos y lácteos porque son los que ofrecen proteínas en mayor medida.
  • Neutros: en estos alimentos no predominan ni hidratos ni proteínas, sino que pueden ser fuente de grasas o de vitaminas y minerales. Por ejemplo, se incluyen en este grupo aceites vegetales, mantequilla y verduras varias (no amiláceas como patata o boniato).

La dieta disociada recomienda no mezclar alimentos glúcidos con proteicos y de allí deriva la falsa creencia de que estos alimentos juntos favorecen el aumento de peso.

Sin embargo, como señala un estudio publicado por científicos de Bélgica, las enzimas de nuestro cuerpo actúan simultáneamente pudiendo digerir al mismo tiempo hidratos y proteínas sin problema por lo tanto, dicha premisa no tendría fundamento alguno. Además, en la mayor parte de los alimentos en su forma natural encontramos ambos nutrientes, como es el caso de cereales integrales en los que hay hidratos y también, proteínas vegetales.

La premisa de no mezclar hidratos de carbono con proteínas no tiene fundamento científico

Por otro lado, la dieta disociada propone intentar que siempre en cada plato y acompañando tanto a hidratos como proteínas exista algún alimento neutro. Asimismo, se sugiere reducir los azúcares y grasas.

Aunque todas se basan en las premisas antes dichas, hay diferentes variantes como la dieta de Beverly Hills, la dieta de la sopa de col que siempre incluye esta sopa a base de vegetales y cada día por una semana se puede ingerir un alimento distinto sin mezclarlos entre sí. También existe la dieta o régimen de Antoine, la dieta de los 9 días, entre otras teniendo todas ellas alguna característica que la distingue de las otras.

Cómo poner en práctica la dieta disociada

Lo importante es no mezclar nunca proteínas con fuentes de hidratos y siempre incluir alimentos neutros junto a cualquiera de estos dos grupos.

Así, podemos combinar proteicos con neutros mediante un plato de huevo con verduras varias como puede ser una ensalada de brócoli con huevo o unos espárragos con huevo poché.

Otra opción que combina proteínas con alimentos del tercer grupo son las carnes varias con vegetales como un salteado de pollo oriental con verduras o unos tacos de lechuga con ternera salteada.

Si combináramos glúcidos con neutros podríamos acudir entonces a un salteado de pasta de lentejas con tomate cherry o una ensalada de quinoa con lentejas beluga y hortalizas crujientes.

Aunque la mayor parte de las dietas disociadas se basan en combinaciones de proteínas con vegetales y por esta razón reducen los hidratos favoreciendo el descenso de peso.

Por qué la dieta disociada ayuda a perder peso

Si bien la premisa más básica de la dieta disociada es infundada, la mayor parte de ellas establecen un menú cerrado o reglas como las de incluir mayormente proteínas y vegetales.

De esta forma, las dietas disociadas ayudan a perder peso porque implícitamente reduce las calorías que ingresan al cuerpo y promueven un déficit calórico diario. Asimismo, pueden disminuir considerablemente los hidratos de carbono e inducir la cetosis en el organismo estimulando de esta forma la quema de grasas.

Sin embargo, como señala un estudio publicado en la International Journal of Obesity, la combinación de alimentos no influye sobre la pérdida de peso, por lo tanto, las dietas disociadas no funcionan por separar nutrientes sino por otros factores como los antes dichos.

Las dietas disociadas no funcionan por separar nutrientes sino por otros factores como la monotonía, la reducción calórica o la inducción de cetosis

No obstante, la no combinación de alimentos implica consumir platos menos variados, menos coloridos y menos atractivos tanto al paladar como a la vista, lo cual se traduce en una menor ingesta ya que como concluyeron científicos australianos obtenemos menos saciedad cuando más sabores diferentes experimenta el paladar debido a que respondemos a estímulos sensoriales específicos.

Asimismo, un estudio publicado en Physiology & Behavior señala que la palatabilidad está estrechamente vinculada con la saciedad y la regulación del peso corporal, pudiendo una dieta menos apetecible como lo es la dieta disociada favorecer la reducción de la ingesta y así, ayudarnos a perder peso.

Sin lugar a dudas el sólo hecho de no mezclar hidratos y proteínas no hará que perdamos peso, sino que es la reducción calórica que proponen las dietas disociadas, la cetosis o la monotonía y falta de palatabilidad lo que verdaderamente hace que estas dietas funcionen.

Las posibles consecuencias de una dieta disociada

Como en todas las dietas de moda o en las que se prohíben alimentos o combinaciones de éstos, el riesgo es el efecto después de haber finalizado la propuesta, ya que varios días sin ingerir hidratos combinados con proteínas puede dar origen a un estado de ansiedad y a deseos de comer platos concretos de nuestro agrado en los que esta mezcla (glúcidos y proteicos) está presente y así, puede dar como resultado un descontrol al momento de comer.

Por lado, la monotonía que puede caracterizar a la dieta disociada puede incrementar el riesgo de sufrir carencias nutricionales, tal como lo apuntan científicos españoles y dado que se trata de dietas poco flexibles, su carácter estricto puede ocasionar estrés en el organismo como concluye un estudio publicado en la revista Appetite.

Además, como lo demuestra una investigación publicada en la International Journal of Obesity las dietas disociadas no muestran ventajas al momento de perder peso respecto a otras dietas en que hidratos y proteínas se combinan. Entonces, podemos concluir que estas propuestas pueden representar riesgos sin que su eficacia esté probada y por ello, no tendría sentido alguno su práctica.

La evidencia científica no respalda la efectividad de dietas disociadas para adelgazar y las diferentes propuestas que se basan en separar nutrientes no están libres de efectos secundarios, por lo tanto, su práctica como la de otras dietas milagro queda desaconsejada.

Imagen | Pexels y Pixabay

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