Desayuna fuerte para adelgazar

Según un estudio llevado a cabo por Daniela Jakubowicz y sus colegas de la Universidad de Tel Aviv (Israel), que ha sido publicado recientemente en la revista Obesity, desayunar copiosamente no sólo ayuda a combatir la obesidad, sino que previene enfermedades como la diabetes.

Desayunar mucho, incluso, favorece el estado de ánimo, aporta más energía para el día y regula la grelina, la hormona del hambre. Y estos beneficios se producen en las personas que consumen el mismo número de calorías que otras que lo hacen a otras horas del día.

Es decir, que tan importante es escoger cuánto y qué comeremos como el momento en el que lo comeremos.

Para llegar a estas conclusiones, en el estudio se monitorizó a mujeres obesas divididas en dos grupos. Grupo uno: las que siguieron durante 12 semanas una dieta de 1400 calorías diarias repartidas en 700 calorías en el desayuno, 500 en la comida y 200 en la cena, que acabaron perdieron una media de 8 kilogramos de peso.

Grupo dos: las que tomaron los mismos alimentos repartidos en 200 calorías en el desayuno, 500 en el almuerzo y 700 en la cena, que sólo perdieron 3 kilogramos de peso.

En los desayunos abundantes, incluso se incluyeron galletas y trozos de pastel, lo que ayudó también a reducir los niveles de insulina, azúcar y triglicéridos en sangre, lo que se traduce en menor riesgo de tener colesterol alto, diabetes, hipertensión y problemas cardiovasculares.

Desayunar poco, pues, no es muy recomendable. Y tampoco lo es en absoluto saltarse el desayuno: Científicos del Imperial College de Londres, dirigidos por el investigador Tony Goldstone, han señalado que, si nos saltamos el desayuno, horas más tarde nuestro cerebro suele tener "antojos" de alimentos grasos y ricos en calorías.

Y para llevar a cabo un buen desayuno, tal vez os den ideas los siguientes Lugares míticos para los amantes de la cocina: museo comida quemada, supercocina inglesa, tienda más grande de París...

Duerme

Antes de desayunar, sin embargo, hay que dormir, y hay que dormir lo suficiente si lo que queremos es mantener la línea.

Rachael Taylor de la Universidad de Otago, Nueva Zelanda, ha encontrado que los niños de edades comprendidas entre 3 y 5 años que duermen menos que el promedio de 11 horas por noche son más propensos a tener sobrepeso u obesidad en el momento de cumplir 7.

La falta de sueño reduce la secreción de leptina, una hormona que suprime el apetito y aumenta los niveles de grelina, una hormona que estimula el apetito. “O podría ser tan simple como dormir menos significa más tiempo para comer“, dice Taylor.

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