Lugares muy, muy remotos

No hace falta recurrir a películas que empiezan con la frase sobreimpresionada “Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana“, sin salir de nuestro sistema solar, es más, sin salir de nuestro propio mundo, podemos sentirnos más solos que Robert Neville en Soy leyenda de Richard Matheson. Tal y como se debió sentir Neil Armstrong en cuando puso el primer pie en la Luna, mientras en el horizonte quedaba suspendido el punto azul pálido de su mundo de origen.

Actualmente, aunque da la sensación de que el ser humano ya ha pisado todos los rincones de la Tierra (sensación que se agudiza cuando viajamos a algún país remoto para encontrarnos las mismas aglomeraciones de nuestra ciudad para tirar fotos a algún templo milenario), lo cierto es que se ha calculado que todavía el 10 % del planeta es casi inaccesible para la civilización.

El archipiélago de Tristán da Cunha es el conjunto de islas habitadas más remoto de la Tierra y más distante de la tiera firme. Está compuesto por cuatro islotes y allí sólo habitan 300 personas, 300 hombres y mujeres que sólo tienen 7 apellidos y se agrupan alrededor de 80 familias. Se halla a 2.430 kilómetros al sur de la isla de Santa Helena, donde murió Napoleón.

Administrativamente, pertenece a la Corona británica: los ingleses la ocuparon para evitar que nadie organizara una operación de rescate del emperador francés. Allí, os lo garantizo, no conocen lo que es hacer cola para llevar a cabo una gestión burocrática. Sin embargo, el sitio no es muy agradable a nivel meteorológico: aunque no hace demasiado frío, las rachas de viento pueden alcanzar los 190 kilómetros por hora. Además, la capital, Edimburgo de los Siete Mares, está enclavada junto a la base de un volcán activo, cuya postrera erupción fue en una fecha aterradoramente cercana: 1961.

Otros defectos de esta sociedad tan aislada y tan endogámica, además de los problemas de salud que conlleva contraer matrimonio con otros miembros de tu familia (no hay mucho más para elegir), son las bacterias y los virus. Microorganismos que a nosotros apenas nos afectarían, a ellos les producen enfermedades como un brote asmático que causó estragos. Ello se debe a que sus cuerpos están muy poco expuestos a las enfermedades típicas de todos los países del mundo, lo cual debilita sus sistemas inmunitarios hasta el grado de convertir a estos isleños en hombres y mujeres de cristal.

Si en un arrebato eremítico os decidís por emigrar a este reducto de humanidad, os advierto de entrada que la televisión no llegó hasta 2001. Ahora el único canal que emite allí es el de las fuerzas armadas británicas, cuya señal llega desde las islas Malvinas. No suena muy divertido. A cotinuación, vuestro abanico de ofertas laborales se reducirá ostensiblemente: pesca (la langosta está muy cotizada) o ganado. También existe una tienda de artesanía, una oficina postal y un supermercado. La parte positiva es la soledad y la sensación de no pertenecer a ninguna nacionalidad: en mitad del océano, lejos de rutas marítimas. Tan lejos que lo cierto es que hasta allí sólo se puede llegar una vez al año con la Royal Mail Ship Santa Helena. O sea, que si hacéis un pedido a Amazon o eBay, tened en cuenta que el paquete tardará en llegar.

Este barco también os permitirá visitar las otras islas del archipiélago, que han sido declaradas patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Si sólo vais de visita a estas islas Tristán da Cunha, no perdáis el barco o entonces deberéis permanecer como mínimo un año en tierra.

Si buscáis lejanía en vuestro propio velero, sin tierra firme ni islenos endogámicos, entonces poned rumbo a Punto Nemo, el punto del mar más distante de la costa, al sur del océano Pacífico, al oeste del cabo de Hornos. Miréis donde miréis, la costa más próxima está a 2.688 kilómetros de distancia y son tres: la Isla de Maher, en la Antártida, la Isla Ducie, en el Archipiélago de las Pitcairn, y Motu Nui, un islote junto a la Isla de Pascua. Así pues, Punto Nemo constituye el centro de un círculo de más de 21 millones de kilómetros cuadrados de superficie acuosa (aproximadamente la misma superficie que tenía la antigua Unión Soviética).

El Punto Nemo es uno de los llamados Polos de Inaccesibilidad (PIA), que son lugares que se hallan a la mayor distancia de cualquier punto de acceso, generalmente de la línea de la costa. El Punto Nemo es el Polo de Inaccesibilidad del Pacífico.

No obstante, si el mar o la playa no es lo vuestro, entonces deberéis viajar al interior de China, cerca de la ciudad de Urumqui. Allí pocos conocen lo que es el mar, porque la costa más próxima está a 2.648 kilóemtros.

El progreso ha permitido que, según un estudio del Banco Mundial y del Joint Research Center (JRC) de la Unión Europea, más de la mitad de la población mundial viva a menos de una hora de alguna ciudad. Excepto el Tíbet, los glaciares y las zonas de Amazonia, el resto es accesible por carretera, aire o agua.

Sin embargo, puestos a buscar un lugar tranquilo, la ciudad más remota vía tierra es Iquitos, en Perú, pues no dispone de carretera alguna que la conecte con centros urbanos relevantes. El aeropuerto más aislado del mundo es el de la Isla de Pascua, en el Pacífico, que está a 2.603 kilómetros del aeropuerto más próximo, el de la Polinesia francesa. Pero el lugar en tierra firme más remoto de todos está en el altiplano del Tíbet. Llegar allí requiere de un día de coche y 20 días a pie para llegar a Lhasa o Korla.

Sin salir de la Península Ibérica, entonces quedan algunas zonas aisladas al sur de Sevilla, en la localidad de Isla Mayor y del parque de Doñana (al ser una zona protegida); y también determinadas áreas de Castilla-La Mancha y de los Pirineos. El punto más alejado del mar es la localidad de Nombela, en Toledo. Hoy en día, pues, convertirse en ermitaño español es una empresa tirando a imposible.

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