Si eres demasiado inteligente, morirás ejecutado: la polémica medición del CI

La medición de la inteligencia a través de un número resulta, a juicio de muchos psicólogos, una burda simplificación. Sin embargo, es la herramienta que se emplea generalmente para medir la inteligencia (aunque solo parece medir algunos tipos de inteligencia).

De hecho, esta medición transita por caminos ciertamente delicados, como es el que concierne a las leyes y la pena de muerte. Porque si tienes un CI no muy elevado, puedes salvarte de la pena de muerte en Estados Unidos, pero no así si tienes un CI normal (o si tu CI bajo asciende a una cifra normal).

Tal y como explica Ken Robinson en su libro El elemento, haciendo alusión a este estudio:

Un criminal que haya cometido un delito capital no está sujeto a la pena de muerte si su coeficiente intelectual está por debajo de setenta. Sin embargo, con regularidad, el resultado final de los coeficientes intelectuales aumenta en el curso de una generación (hasta veinticinco puntos), lo que obliga a revisar la escala cada quince o veinte años para mantener una puntuación media de cien. Por tanto, cualquiera que cometa un delito capital tiene mayor probabilidad de ser ejecutado en el principio de un ciclo que al final. Esto es darle una importancia terrible a un único test.

Sea lo que sea lo que mide el CI, también es cierto es que esa magnitud se puede moldear con la practicar. Hasta cierto punto, pues, se puede incrementar el CI con el que hemos nacido. Lo que supone que si estás cumpliendo cadena perpetua no es buena idea que estudies, o podrías acabar en el corredor de la muerte:

Hace poco leí el caso de un preso que estaba en el corredor de la muerte, pero al que solo había condenado a cadena perpetua (no fue la persona que apretó el gatillo, aunque había estado implicado en un robo en el que murió una persona) y que llevaba diez años en la cárcel. Durante su condena realizó varios cursos. Cuando se le volvió a hacer el test, su coeficiente intelectual había aumentado más de diez puntos, lo que significaba que podía ser ejecutado.

Tal vez para asuntos tan delicados deberíamos admitir que el CI no mide realmente toda la dimensión mental de una persona. Howard Gardner ha defendido que existe una inteligencia múltiple que reconoce cada talento como una habilidad aparte. Robert Sternberg cree que existen tres inteligencias fundamentales: la analítica, la creativa y la práctica. Como apunta Matt Ridley en su libro Genoma:

No hay una definición de inteligencia reconocida como tal. ¿Es velocidad de pensamientos, capacidad de razonamiento, memoria, vocabulario, aritmética mental, energía mental o simplemente el apetito de algunas personas por las actividades intelectuales lo que las señala como inteligentes. La gente lista puede ser asombrosamente torpe en algunas cosas: conocimientos generales, destrezas, evitar las farolas o cualquier otra cosa.

Imágenes | Pixabay

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