El efecto Marte: ¿la astrología funciona?

Según los astrólogos (la mayoría de ellos dando la matraca a altas horas de la madrugada por televisión y… ¡en la mayoría de periódicos de información seria!), nacer cuando determinados planetas se halla en alto en el cielo es un buen presagio y sugiere que la persona en cuestión se destacará en la carrera que escoja.

Obviamente, no hay ninguna prueba de que esto sea así. De modo que, por el momento, este aserto de la astrología lo podemos considerar mera palabrería. Sin embargo…

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Sin embargo, hay algo curioso que ocurre con Marte (y no lancéis todavía las túnicas al cielo, astrólogos… ). Por la década de 1950, el investigador francés Michel Gauquelin, un tipo que siempre creyó que la astrología era un timo, trazó las cartas astrales de 16.000 personas listadas en un importante diccionario biográfico francés del siglo XIX. Gauquelin, entonces, observó que había una correlación entre el día de nacimiento de muchas personas y la posición de determinados planetas sobre el horizonte en el momento de sus nacimientos.

Esta prueba fue llamada Efecto Marte. Pero no ofrecía más que una correlación. ¿Cuál era la verdadera razón de que se produjera? En 2002, Geoffrey Dean llevó a cabo un experimento que sugiere la razón.

Durante el siglo XIX, muchos franceses de clase alta tenían una gran fe en la astrología y acceso a almanaques populares que mostraban la posición exacta de los planetas durante cada día. Además, los padres informaban de forma verbal el nacimiento de sus hijos en la oficina local de registros, en lugar de lo datos registrados oficialmente y con precisión por parte de doctores y comadronas. Dean descubrió pruebas que sugerían que algunos padres anhelaban tanto ver que sus hijos descollaran en la vida que deliberadamente daban una fecha errónea de su nacimiento para que el evento fuera astrológicamente “auspicioso”. Posteriormente, estos padres necesarios para lograr que estas supuestas “predicciones astrales” se volvieran profecías se cumplían a sí mismas.

Es decir, que lo que en un principio pudiera haber parecido una causa astrológica, sencillamente era una superstición de los padres, que se creían capaces de violar las leyes astrológicas a su antojo. Sin contar que un análisis más profundo de cómo realizó Gauquelin sus estudios refleja errores metodológicos de bulto.

Y es que, como ya dejó escrito Carl Sagan en El mundo y sus demonios:

Se pueden formular un buen número de críticas válidas de la astrología: por ejemplo, su aceptación de la precesión de los equinoccios al anunciar una «era de Acuario» y su rechazo de la precesión de los equinoccios al hacer horóscopos; su ignorancia de la refracción atmosférica; su lista de objetos supuestamente celestiales que se limita principalmente a objetos conocidos por Tolomeo en el siglo II e ignora una enorme variedad de nuevos objetos astronómicos descubiertos desde entonces; [...] la imposibilidad de la astrología de pasar el test de los gemelos idénticos, las importantes diferencias en horóscopos hechos a partir de la misma información de nacimiento por diferentes astrólogos, etc.

Según el estudio Jóvenes Españoles 99 (realizado en 1999 en España por la Fundación Santa María bajo la dirección del sociólogo Javier Elzo):
• El 41% de los jóvenes españoles creía en la astrología y el horóscopo,
• El 33% confiaba en la posibilidad de predecir el futuro,

Vía | Rarología de Richard Wiseman

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