Las diez mejores prácticas para una Agricultura Sostenible (II)

La agricultura sostenible también reduce la necesidad de productos químicos y plaguicidas, haciendo mucho más factible la transición a una agricultura más ecológica y limpia.

Pero, ¿cómo podemos conseguir este tipo de agricultura? Todo empieza con unos pocos cambios, sigamos viendo los pasos para poder llegar hasta el final.

8: Manejo Integrado de Plagas

Tal como su nombre indica, el manejo integrado de plagas es la combinación de diferentes técnicas para crear un sistema eficaz de control de plagas, el primer paso es el seguimiento e identificación de las mismas.

No todas las plagas deben de ser eliminadas, algunos no causan daños importantes a los cultivos o no son económicamente viables, por lo que no sería necesario empezar una batalla a gran escala para exterminarlas.

La prevención es otra parte muy importante de la gestión integrada de plagas. Mediante el uso de técnicas como la elección de cultivos resistentes a las plagas, rotación de cultivos y el uso de insectos benéficos, el riesgo de plagas que se establezcan es menor.

7: Animales beneficiosos

Una de las mejores maneras de deshacerse de las plagas e insectos dañinos es atraer a sus depredadores naturales. Los murciélagos y las aves son las dos opciones más obvias, ambos suelen quedarse si tienen un lugar cómodo donde anidar, por lo que la mano del hombre tendrá que hacer lo propio para que esto sea así, construyendo refugios de madera o cobertizos pequeños si fuese necesario.

El siguiente paso en el control de plagas orgánico es asegurar que los insectos beneficiosos también se queden cerca. Ya os hemos hablado del beneficio que suponen especies como avispas, mariquitas o larvas de crisopa verde.

Los agricultores pueden comprar cualquier tipo de insectos beneficiosos a granel en tiendas especializadas y liberarlas en los alrededores de sus cosechas. En poco tiempo estarán alimentándose de insectos dañinos.

6: Fertilidad de Suelos

Mantener el suelo saludable es esencial, ya que los cultivos obtienen la mayoría de sus nutrientes directamente de allí. De hecho, de acuerdo con el National Sustainable Agriculture Information Service:

La sostenibilidad agrícola depende más de la tierra que de cualquier otro factor, incluyendo la intervención humana

Esto no significa, sin embargo, que los agricultores no puedan hacer nada por la salud de su suelo. De hecho, existen un número de técnicas disponibles para ayudar a mejorar su salud. Las prácticas de labranza, que consiste en arar y airear el suelo, han existido durante siglos y siguen siendo tan útiles como siempre.

Muchos agricultores dejan algunos restos de cultivos en el suelo antes de labrar, añadiendo así materia orgánica (que enriquece al suelo).

También se pueden añadir otros compuestos orgánicos a la tierra en forma de fertilizantes: harina de alfalfa, cenizas de madera o cualquier otro subproductos de origen animal, vegetal o mineral.

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