Las matemáticas dejan en ridículo el código secreto de la Biblia (I)

El supuesto código de letras que esconde la Biblia ha generado incontables libros de análisis conspiranoico y los fenicios frotamientos de manos de muchas editoriales sin escrúpulos. El código secreto de la Biblia, de Michael Drosnin, es un ejemplo manifiesto de ello: incluso se atrevía a afirmar que la Biblia contenía profecías de hechos contemporáneos.

Las matemáticas, sin embargo, con una lánguida elegancia, desmontan el mito en pocos segundos.

El último intento de encontrarle un significado profundo a la Biblia tuvo lugar a raíz de la publicación de un artículo en una revista de estadística que sugería que la Torá, los 5 primeros libros de la Biblia, contenía secuencias de letras equidistantes que profetizaban relaciones significativas entre personas, eventos y fechas.

El matemático John Allen Paulos explica así esta supuesta conexión estadística:

Una secuencia de letras equidistantes es un conjunto ordenado de letras, en este caso hebreas, cada una de las cuales (salvo la primera) sigue a su precedente por un número fijo de otras letras. (No se cuentan los espacios entre palabras.) Un ejemplo simple es la palabra “nazi” (geNerAliZacIón), si se toma un intervalo entre letras de longitud 2. Habitualmente, los intervalos entre letras son mucho más largos: 23, 47, 69 o 92 letras, e incluso más. Los autores del artículo citado habían identificado en el texto de la Torá secuencias de letras equidistantes correspondientes a los nombres (o algunas variantes) de rabinos famosos que vivieron en siglos posteriores a los tiempos bíblicos, junto con secuencias a menudo contiguas correspondientes a sus fechas de nacimiento u otros eventos relacionados, la probabilidad de lo cual era minúscula.

El análisis matemático, sin embargo revela que estos hallazgos numerológicos parecen haber sido formulados por Rappel o Aramís Fuster: son superfluas y predicen poco, incluso menos de lo normal.

Vayamos a las probabilidades matemáticas de encontrar 4 letras concretas en posiciones equidistantes dentro de cualquier texto, incluida la Biblia. Todo lo que se requiere es multiplicar las probabilidades de aparición de cada una de las 4 letras en la secuencia.

Allen Paulos lo calcula así:

Por ejemplo, si la lengua es el inglés, entonces, en cualquier posición dada, las probabilidades respectivas de las letras l, i, f y e son 0,039, 0,068, 0,022 y 0,124, así que la probabilidad de la sencuencia “life” en cuatro posiciones dadas es simplemente 0,039 × 0,068 × 0,022 × 0,124, lo que da aproximadamente 0,0000072. El producto de estos cuatro números (llamémoslo P) es una probabilidad muy pequeña. Las secuencias de letras equidistantes más largas serían aún más improbables.

Estas cifras hacen pensar a cualquiera que la probabilidad de encontrar la palabra “life” en un texto es remota. Sin embargo, el proceso empleado para descubrir la secuencia “life” en un texto incluye un matiz que se ha pasado por alto. En nuestro cálculo de probabilidades presuponemos que la secuencia de letras y las posiciones estaban especificadas DE ANTEMANO, y que el texto se seleccionó y observó DESPUÉS.

Cuando desarrollemos ese matiz, os daréis cuenta de que las probabilidades no son tan altas.

Vía | Elogio de la irreligión de John Allen Paulos

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