La vida artificial ya está aquí

Es lo que afirma el científico estadounidense John Craig Venter, uno de los impulsores de la secuenciación del genoma humano y director del John Craig Venter Institute (JCVI), las millonarias instalaciones científicas de Rockville (Maryland, EEUU): que la vida artificial, la primera vida creada en un laboratorio, ya está aquí.

Empleando técnicas de laboratorio, Venter ya ha conseguido crear un cromosoma de 381 genes de largo que contiene unas 580.000 parejas bases del código genético. La secuencia de ADN se basa en la bacteria Mycoplasma, que Venter ha reducido a los elementos básicos necesarios para la vida, eliminando una quinta parte de su composición genética.

Fue necesario fabricar químicamente cada una de las secuencias, unidad a unidad. Tras ello, el trabajo duro se lo encomendaron a dos bacterias muy usadas en los laboratorios de todo el mundo: Escherichia coli, una bacteria intestinal presente en los animales, y Saccharomyces cerevisiae, una levadura utilizada industrialmente en la fabricación del pan, cerveza y vino.

El cromosoma sintéticamente reconstruido ha sido bautizado como Mycoplasma laboratorium, según algunos medios de comunicación. Pero Venter matiza: No utilizamos ese nombre, se lo inventó un periodista, y todavía no tiene ninguno. Una pena, porque lo cierto es que le iba ni que pintado.

El trabajo, realizado por 25 científicos de élite escogidos por Venter, entre los que se encuentra un premio Nobel, está progresando pero todavía no está completo, ya que ha habido dificultades en conseguir activar una célula, un problema que nos ha costado dos años resolver.

Este éxito supone para Venter:

Un paso filosófico muy importante en la historia de nuestras especies. Vamos a pasar de leer nuestro código genético a poder escribirlo y eso nos da la capacidad hipotética de hacer cosas que nunca antes hemos contemplado.

A largo plazo, la creación de vida artificial podrá ayudar a descubrir fuentes de energía alternativas» hasta el punto de que la genómica sintética significará en el futuro una nueva revolución industrial, y también permitirá limpiar vertidos tóxicos, fabricar biocarburantes o capturar y secuestrar CO2.

Vía | Hispamp3

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