Singularidades extraordinarias de animales ordinarios (XXXV): la mariposa

  • Se conocen 200.000 especies de mariposa.

  • Una mariposa sólo puede volar si su temperatura corporal es de más de 30 ºC. Por debajo de esta temperatura, la mariposa no podrá volar y morirá o bien entrará en estado de letargo.
  • Las polillas, sin embargo, aunque no son tan coloristas y llamativas, algo así como las quasimodo del mundo mariposil, son mucho más resistentes y, en general, nocturnas. Pero no le cortéis nunca las antenas a una polilla: inmediatamente chocará con las paredes y caerá al suelo, pues las usan como sensores de orientación espacial.
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  • Las mariposas lucen muy bonitas, pero tienen poco ojo estético. Vamos, que son extremadamente miopes y no saben calcular bien las distancias. Pero, como compensación a su agudeza visual, ven casi en 360 grados, tanto en vertical como en horizontal.
  • Los vistosos dibujos de las alas sirven más para asustar a los pájaros hambrientos que para atraer a las posibles parejas. Lo que realmente llama la atención de una mariposa hembra son las escamas iridiscentes de las alas de los machos. Dispuestas según el característico dibujo de “ocelo”, reflejan la luz ultravioleta cuando el macho agita rápidamente las alas y crea un efecto estroboscópico. Sumado a las embriagadoras ráfagas de feromonas, la hembra queda literalmente hipnotizada.

  • Pero volvamos a las discriminadas polillas. Muchas especies de polillas se alimentan de las lágrimas de animales más grandes, que son un caldo sorprendentemente nutritivo a base de agua, sal y proteínas (como nuestro sudor, una sustancia del agrado de las mariposas).
  • Cada capullo de seda la polilla produce un hilo de seda de 915 metros. Para confeccionar un quimono, los chinos, que durante 3.000 años fueron los únicos que supieron extraer seda de la polilla Bombix mori, se necesitan nada menos que 2.000 capullos. De seda.
  • Y por último, una curiosidad lingüística: a diferencia de la mayoría de animales, los términos para referirse a “mariposa” en las lenguas europeas no se parecen entre sí: en alemán es schmetterling; en francés, papillon; en inglés, butterfly; en italiano, farfalla; en portugués, borboleta; y en neerlandés, vlinder.
  • Vía | El pequeño gran libro de la ignorancia (animal) de John Lloyd

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